Es muy común que esta patología este asociada a enfermedades de transmisión sexual en la mayoría de los casos como otras enfermedades ETS tales como la gonorrea. Sin embargo, la infección puede ser producida por cirugías o algunos procedimientos médicos como: parto, biopsia de endometrio, inserción del dispositivo intrauterino (DIU) o tras sufrir un aborto.
Por otra parte, merece la pena destacar las situaciones que aumentan las probabilidades de que una mujer sufra esta enfermedad:
- Mantener relaciones con un hombre con clamidia o gonorrea.
- Múltiples compañeros sexuales.
- Haber sufrido con anterioridad una ETS.
- Antecedentes de EIP.
- Inserción del DIU reciente.
- Actividad sexual durante la etapa de la adolescencia.
Son muchos los síntomas que pueden darse, sin embargo entre los más comunes encontramos: fiebre, dolor localizado en la pelvis, la parte baja del abdomen o incluso en la zona lumbar, y secreción vaginal con color, olor u consistencia anormal.
Generalmente el tratamiento mas recomendable para esta enfermedad es el consumo de antibióticos. Sólo en casos determinados en que la paciente no mejore con el tratamiento podrá ser necesario recurrir a la cirugía.
¿Alguna vez has sufrido de una infección de este tipo?
Fuente: MedlinePlus y reproduccionasistida.org.