La carnosa pulpa de este vegetal es tan versátil en la cocina como beneficiosa para la salud. No es de extrañar que en la India, de donde es originaria, se considere un regalo de los dioses.
La berenjena puede encontrarse unos pocos céntimos más barata que el calabacín. Si necesita acelerar el tránsito intestinal o mejorar el estado de la mucosa que tapiza este conducto –gastroenteritis, divertículos, etc.- opta por la berenjena, ya que supera el contenido en fibra del calabacín y dobla su aporte en vitamina A.
Combate esos kilos de más con la berenjena
Su alto contenido en agua (92%) y en fibra (2,4%) determina su gran poder saciante. Se trata, además, de un alimento muy ligero. La prueba está en que una unidad mediana sólo aporta 50 kcal. Si deseas adelgazar, prepárala al horno, al microondas o a la plancha, dado que frita multiplica su aporte energético por cinco.
Mantén el colesterol a raya
Es la guarnición ideal de la carne roja y el acompañante perfecto del queso (en platos de pasta, gratinados, rellenos, etc.) porque su fibra dificulta el paso de las grasas a través del intestino. Para potenciar este efecto, harás muy bien en espolvorear sobre el plato semillas de sésamo.
La berenjena te ayuda a mejorar la salud cardiovascular
Siempre y cuando se cocine con su piel, donde se concentran sus pigmentos antioxidantes, la berenjena ayuda a reequilibrar la tensión arterial y a reducir las tasas de glucosa en sangre, dos beneficios que disminuyen el riesgo de sufrir un ataque al corazón o un ictus.
Sano protector hepático
Sus compuestos amargos mejoran, por otro lado, el funcionamiento del hígado, favorecen la digestión de las grasas y previenen la formación de piedras en la vesícula. No deseches la piel ni las semillas del interior porque es donde se encuentra la mayor parte de estos activos protectores.
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