Reivindicamos la alimentación saludable, variada y balanceada, y esa reivindicación incluye, asimismo, las maneras de sembrar y cosechar. No es lo mismo una verdura llena de químicos que otra ecológica y orgánica.
Y si respetamos además los tiempos naturales de su producción (o si tenemos acceso a módulos orgánicos de plasticultura) los beneficios nutricionales se potenciarán.
No es lo mismo consumir un tomate sembrado y cosechado en verano, como debe ser, que consumirlo en invierno, ya que eso puede tener varios significados: por un lado, pudo haber sido traído del extranjero, en cuyo caso las enormes distancias recorridas influyen en su calidad y precio; o si fue sembrado y cosechado en otra estación, sus nutrientes y vitaminas no serán las mismas, pues la planta habrá tenido que esforzarse más para dar frutos en una época que no es la indicada. O, también puede ser, que al ser sembrado en módulos de plasticultura convencionales, esté lleno de químicos nada benéficos para el organismo.
En general, las verduras de temporada suelen ser mejor aprovechadas, ya que se recogen al momento de madurarse, o poco antes, lo que redunda en un mejor sabor y mejor textura, más vitaminas, más nutrientes y más frescura. Sólo tenemos que conocer cuáles se dan en cada época del año, e incluirlas en nuestra dieta.