Los tratamientos para el cáncer de mama son cada vez más personalizados, y los programas de detección precoz que hacen que la mayoría de los tumores de mama se detecten en etapas más iniciales, conllevan que el pronóstico de la enfermedad sea cada vez mejor, llegándose a curar en un 85% de los casos, una cifra que, aunque mejorable, es muy positiva. El conocimiento de la enfermedad y la concienciación sobre la importancia de las revisiones periódicas en los programas de screening están siendo herramientas fundamentales y lo serán en un futuro, junto con los avances en las terapias, para que estos datos sigan mejorando.
Tal y como explica el doctor Antonio Llombart, coordinador del Comité Científico del Grupo Español de Estudio y Tratamiento de Intensificación y otras estrategias experimentales en Tumores Sólidos (SOLTI), “la supervivencia global de las pacientes con esta enfermedad ha mejorado gracias entre otras cosas a la instauración en muchos hospitales de Unidades Funcionales de Cáncer de Mama, que juegan un papel fundamental para la coordinación entre especialistas y, por tanto, para un mejor abordaje de la dolencia”.
Según explica el doctor Álvaro Rodríguez Lescure, secretario del Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama (GEICAM), “el próximo paso en la investigación del cáncer de mama es caracterizar de forma más exacta cada uno de los tumores, cosa que ya se está haciendo, pero que es necesario mejorar. El futuro pasa por ahondar más en el proceso de individualización, manejando un número cada vez mayor de marcadores biológicos que nos ayudarán a definir de manera más exacta cada caso”.
Los avances que poco a poco se van implantando en el diagnóstico y tratamiento de esta enfermedad han redundado en un mensaje muy alentador: las pacientes cada vez tienen una esperanza de vida mayor.
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