¿Alguna vez has sentido que no merecías las palabras bonitas o el cariño que te han mostrado otras personas?
¿Has pensado en algún momento que si pudieras serías de forma totalmente diferente?
El post de hoy es un post muy especial. Especial porque ha supuesto una dura prueba para la persona que lo ha escrito y que ha superado con gran valentía. Pero también porque nos enseña una lección que seguramente nadie nos enseñó...
APRENDER A QUERERSE
Hola, soy Isabel y estoy aquí porque a Ana le pareció interesante mi proyecto fotográfico y personal y, aunque me da un poco de vergüenza, aquí voy. Quizás le ayude a alguien más que a mí.
En los últimos meses, diferentes avatares de mi vida (de salud, profesionales y personales) me arrastraron, sin apenas darme cuenta, a una situación límite que concluyó en una depresión que casi me impide levantarme de la cama.
Como no soy mujer de dejarme paralizar decidí tomar cartas en el asunto y mi primera decisión, aparte de volver a sonreír al mundo, fue acudir a terapia.
Así comencé con una terapeuta gestalt que me recomendó, como una primera pauta, escribirme en la planta de los pies cada mañana "es fácil?, para que con cada pisada recordara que mi vida es y será fácil y ya no la complicaré más yo misma.
Uno de los días en los que no podía levantarme, con la rabia, aún sentada en la cama, nada más escribir esas palabras en mi pie hice una foto y la colgué en mi Flickr, donde subía una foto al día desde hacía unos meses.
No sabía yo en aquel instante cómo ese momento de enfado se transformaría en algo positivo para mí: A una de las personas que sigo por Flickr le llamó la atención esa simple imagen de la planta de mi pie y me comentó que por qué no grafiteaba mi cuerpo y mis cosas y así se convertiría en mi proyecto diario.
Al principio me pareció un absurdo. Pero poco a poco, conforme avanzaba en mi terapia y era consciente de cómo mi rechazo a mí misma tenía una gran parte de rechazo a mi cuerpo, empecé a pensar que:
Quererme a mí tal y como soy tenía que comenzar por querer mis piernas, mis brazos, mis ojos, mi boca, mi pecho, mis pies? Toda yo, física y mentalmente.
Además, me di cuenta de que si pensaba en fotografiar mi piel se me venían a la mente palabras que me servían de puente para la terapia. Palabras que descargaban frustraciones o mostraban anhelos y deseos.
De esta manera, poco a poco tomaba forma en mi mente la idea de desprenderme de mi timidez, de mi vergüenza a mostrar mi cuerpo aún con mis 37 años; de mi rechazo a cómo soy (delgada, con granitos, poco pecho, ojos grandes y separados, pies grandes y anchos) a través de fotos parciales con una palabra.
Las primeras fotos eran muy tímidas. Apenas mostraban nada y sólo se veía la palabra, sin más explicación.
Pero un día necesité ampliar la palabra y puse un título explicativo en la foto. Aquí los he puesto en español, ya que en flickr van en inglés porque participo en grupos internacionales y porque, a pesar de mis seguras faltas gramaticales, a veces el inglés expresa mejor mis sentimientos.
Amo, pero no soy amada. O quizás sí. Pero amo. Ahora, no sé si es importante averiguar si me quieres o no. Quiero continuar, simplemente vivir. Sola o no.
Y de esas tímidas fotos, y gracias a la colaboración y empuje de un profesor de fotografía que me animó y pule mi pobre técnica fotográfica, decidí empezar a ser un poco más atrevida y mostré mi pecho.
Vivir es aprender. Cada día.
Esto que pudiera parecer algo sencillo a cualquiera, a mí, que he hecho top less por primera vez en mi vida este año y arropada por mis amigas o que tardé 35 años en cambiarme en el vestuario de un gimnasio, me supuso horas de sudores fríos, días de darle vueltas a la cabeza y de aún hoy ponerme colorada cada vez que pienso que esa foto está colgada en Internet y que ya tiene unas cuantas visitas?
Sin embargo, fue liberador. Fue liberador escribir la palabra "APRENDO", aprender a mostrarme, pensar cómo colocarme, qué luz usar, cómo hacer la foto (solo uso el móvil para hacerlas), elegir la que colgar con este amigo que sólo conozco por Internet?
Aún queda camino. Pero la realidad es que empiezo a mirar mi cuerpo de otra manera:
Mi cuerpo no es feo.
Yo no soy fea.
Mi cuerpo tiene defectos y virtudes, como el de todo el mundo, pero no es feo.
Y es el mío.
E igual que debo quererme a mí misma por quien soy, porque soy la única persona que puede darme la felicidad, y estoy aprendiéndolo, mi cuerpo empieza a gustarme.
Me quiero. Esto tiene que ser verdad si quiero ser feliz. Hoy me quiero un poquito más que ayer. Mañana me querré algo más que hoy.
Es cierto que he vuelto a cuidarlo, que es cuidarme a mí también: mi alimentación vuelve a ser regular, como cinco veces al día, sigo una dieta estudiada por una nutricionista, he vuelto a una rutina de entrenamiento que me impida seguir perdiendo peso y desarrolle mis músculos porque a mí me gustan las mujeres musculadas y mi meta es ser una de esas mujeres, pero ahora sé que logre o no mi meta, cada foto me recuerda que ahí estoy yo, en cada pedacito de piel.
Y es bonito. Porque yo soy bonita. Todas lo somos.
Y eso es lo que nunca nos enseñaron.
Isa.
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Espero que este post de Isa te haya gustado tanto como a mí. Estaba deseando publicarlo porque desde que me contó el proyecto tenía claro que era algo que había que compartir porque podría ayudar a muchas otras personas.
Así que si te ha gustado, compártelo y enseñemos a otros que antes de decir un "te quiero" hay que saber decir un "me quiero".
Un fuerte abrazo.
Ana
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