La diabetes es un exceso de glucosa en el torrente sanguíneo debido a un trastorno del metabolismo, en el cual, se produce una alteración en la producción de la hormona insulina por el páncreas o una resistencia a la acción de la insulina por parte del organismo. Existen tres tipos de diabetes: de tipo 1, de tipo 2 y la diabetes gestacional.
La insulina es la encargada de repartir la glucosa por todo el cuerpo para la producción de energía y de llevar toda aquella sobrante hasta el hígado para su conversión en glucógeno como reserva.
¿Por qué tengo diabetes?
La diabetes puede presentarse de adulto, causada por una mala alimentación y por un estilo de vida sedentario y poco saludable. Este es el tipo de diabetes más común. Por otro lado, la diabetes puede también ser heredada por parte de nuestro material genético, o se puede presentar mismo durante la gestación.
La diabetes aportada por nuestros genes se llama diabetes tipo I y aparece en edades tempranas. La variante que aparece con el tiempo en la edad de adulto, se llama diabetes tipo II y la que ocurre durante el embarazo se llama diabetes gestacional
Pero me gustaría hacer una aclaración sobre la diabetes tipo I: el hecho de que tus padres o en tu familia haya casos de diabetes, no quiere decir que tú necesariamente tengas que padecerla. Únicamente te avisa de que puedes estar en riesgo y de que tienes que tener más cuidado con tu alimentación y tu estilo de vida.
La diabetes gestacional aparece hacia la mediación del embarazo, las hormonas del mismo pueden bloquear el trabajo que hace la insulina. Si sucede esto, se incrementan los niveles de glucosa en la sangre de la mujer embarazada.
Si se siguen las pautas adecuadas de alimentación y ejercicio, una vez se produzca el nacimiento del bebé, la diabetes gestacional desaparecerá.
¿Qué alimentos me ayudan a mejorar mi diabetes?
Leche y derivados: leche descremada, quesos frescos y magros, yogur y requesones elaborados con todo tipo de leche (si son descremados, mucho mejor).
Carnes y embutidos: son recomendables la carne de pollo, de ternera, de vaca (sin piel y sin grasa), jamón serrano y jamón york magros.
Pescados y mariscos: pescados magros como la merluza, la pescadilla, el gallo, el lenguado, la dorada, la trucha o el mero.
Huevos: Preferiblemente de gallina o de pato.
Pan y cereales: se aconseja introducirlos en la dieta, aunque el arroz debe consumirse en escasa cantidad.
Verduras y hortalizas: todo tipo de verduras; judías verdes (chauchas), acelgas, espinacas, zanahorias, etcétera.
Frutas frescas: puedes tomar, por ejemplo, pera, manzana, naranja, ciruela, melocotón, melón, sandía…
Grasas: Grasas vegetales como las del aceite de oliva, el maíz, girasol, margarinas vegetales, etcétera.
Salsas: Por supuesto, todas las que tienen bajo contenido en grasas.
La alimentación juega un papel muy importante en el tratamiento de toda clase de enfermedades, pero sobre todo en el caso de la diabetes. Una dieta equilibrada y saludable te ayudará a paliar los efectos de este trastorno del organismo.
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