No consumir una cantidad adecuada de frutas y verduras causa 1,7 millones de muertes cada año. Estos son los datos que la FAO ha dado a conocer, que al mismo tiempo ha señalando que el aumento de la cantidad diaria de estos alimentos podría evitar muchas enfermedades que amenazan nuestra salud como la hipertensión, diabetes, derrames cerebrales, obesidad y síndrome metabólico entre otras.
La baja ingesta de frutas y verduras se encuentra entre los 10 principales factores de riesgo de mortalidad a nivel mundial. De hecho, esta deficiencia se estima que causa alrededor del 14% de las muertes por cáncer gastrointestinal, alrededor del 11% de las muertes por enfermedad isquémica del corazón y alrededor del 9% de las muertes por apoplejía.
La Federación Española de Ictus dice que “cada seis minutos se produce un ictus en nuestro país, siendo la primera causa de mortalidad en mujeres y la segunda en hombres. Además, se estima que un tercio de los pacientes con accidente cerebrovascular fallece por esta causa y que el 40% sufre una discapacidad que les impide valerse por sí mismos. Su aparición provoca más incapacidad y muertes prematuras que el Alzheimer y los accidentes de tráfico juntos”.
A veces no somos conscientes de que la prevención comienza en la mesa de nuestra mesa, al igual que puede llegar a perjudicarnos y hacernos perder la salud. Que sea una cosa u otra depende de que sepamos elegir bien aquellos que comemos.
Y ¿cuáles son los puntos fundamentales de la dieta mediterránea? Por una parte hay que tener presente que se debe consumir lo menos posible y con moderación algunos nutrientes como el sodio, el alcohol y las grasas saturadas, ya que aumentan el riesgo vascular. Y dentro de los que se deberían consumir a menudo por su efecto protector destacaría los Omega-3, fibra, vitamina B6 y B12, así como el calcio y potasio.
Para concretar más, ¿qué alimentos sería conveniente añadir en la dieta? Aceite de oliva virgen extra (este es fundamental, sería bueno añadirlo como la principal fuente de grasa), fruta, frutos secos, verdura, legumbres y cereales; de forma más moderada pescado (por lo menos 2 veces a la semana, especialmente el salmón, pescado azul, trucha…) y aves de corral. El consumo de productos lácteos, carnes rojas y vino tinto (no más de dos copas durante las comidas) debería ser de bajo consumo.
Y afinando un poco más cabe decir que se recomienda el consumo de cítricos, manzanas, peras y verduras de hoja verde. Si comemos a diario 200 gramos de cualquiera de estos alimentos podemos disminuir el riesgo de padecer un ataque cardíaco o de sufrir un accidente cerebrovascular en un 32% y un 11% respectivamente.
Por otro lado, un estudio realizado por la Dra. Cécilia Samiere del equipo de Epidémiologie de la Nutrition et des Comportements Alimentaires, de la Universidad de Bordeaux, publicado en Neurology confirma que el aumento de 23 gramos por día de aceite de oliva virgen extra es especialmente útil en la protección del sistema cardiovascular y se ha asociado con una reducción del 20% en el riesgo de accidente cerebrovascular y el 11% de la mortalidad.
Jaime Masjuán, coordinador de la Unidad de Ictus del Hospital Ramón y Cajal de Madrid y coordinador del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la Sociedad Española de Neurología habla sobre el estudio en cuestión:
“El estudio es muy importante porque muestra por primera vez y en un amplio grupo de personas que la dieta mediterránea, y concretamente uno de sus ingredientes principales: el aceite de oliva, protege contra los infartos cerebrales”.