Te damos algunas claves para acompañar a tus hijos en el proceso de la buena gestión emocional con respecto a la tolerancia a la frustración.
¿Cómo ayudar a los niños a gestionar mejor la emoción de frustración?
Ayúdale, pero en su justa medida y cuando la pida. Los niños deben a aprender a pedir ayuda cuando la requieran. Cuando la pidan, se les debe ayudar, pero no más de lo necesario. La ayuda que le des le tiene que permitir seguir luego por sí mismo. Si les ayudamos mucho más de lo que necesitan, al final se convierte en una ayuda a corto plazo, porque no les estamos permitiendo que generen recursos adaptativos a largo plazo.
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Déjale que haga lo que puede hacer, aunque lo haga mal o despacio, se equivoque o no haga de la forma que te gusta a ti. Cuando le dejes hacerlo a él le estarás ayudando a que él perciba que es competente, y que él sólo puede conseguir las metas que se proponga, lo cual es fundamental para poder desarrollar una autoestima fuerte. También verá que los errores son oportunidades para aprender. Para conocer más sobre cómo ayudar a los hijos a tener una alta autoestima, lee el siguiente artículo: “6 claves para favorecer una buena autoestima en los niños“.
Cuando cometa un error, no se lo remiendes tú. Anímale a que lo vuelva a intentar y a que encuentre nuevas alternativas para resolverlo. Bríndale seguridad y contención para que él solo pueda reparar su error.
Cuando no le salga algo, permítele que se tome un tiempo para volver a intentarlo. Debemos enseñarle que la persistencia en la tarea es importante, pero que no hace falta que sea seguida y de forma insistente, ya que si el niño se frustra, puede ser recomendable cambiar de actividad y volver a intentarlo más tarde, cuando la ansiedad y la frustración se hayan reducido.
Sé su modelo. Los niños aprenden por modelado, y los padres sois su principal modelo. A través de vosotros aprenden a estar en el mundo. Revisa tu manera de afrontar el fracaso, el error y la frustración, ya que si tú abandonas la tarea cuando algo sale mal, afrontas el error como algo negativo, vives una adversidad reaccionando de forma agresiva, el niño aprenderá que esa es la manera adecuada de afrontar esas situaciones.
Muéstrate empático. Escúchale con escucha activa, pregúntale por sus emociones, y muéstrate abierto a escucharlas. Hablar sobre lo que ha ocurrido y las emociones que siente, es el primer paso de la aceptación y para poder encontrar las maneras de resolver el error o el problema. En ocasiones contar algo similar que te ocurrió cuando eras pequeño, ayuda al niño, ya que se siente comprendido y que estás entendiendo su situación y cómo se siente.
No le enfrentes a algo para lo que aún no está preparado. Si tú evalúas que hay alguna situación para la que aún no está preparado, ayúdale más de cerca, ya que hay situaciones que necesitan de la intervención de un adulto.
No reprimas y niegues las emociones negativas. No castigues ni anules el llanto, por ejemplo. Los niños y las niñas tienen que poder expresar sus emociones de esta manera. Llorar es una respuesta necesaria en muchas ocasiones, y genera efectos positivos y de reducción de la ansiedad en situaciones en las que sentimos mucha frustración. Se trata de una respuesta posterior al momento de agresividad generada por la emoción de frustración, y se trata de un paso anterior para neutralizar la impotencia y preparar para el posterior aprendizaje del error o fracaso.
Ayúdale a gestionar la frustración de forma constructiva. Tiene que aprender a identificar la emoción de frustración, poderle dar nombre y poder desactivar la agresividad que se pueda generar con técnicas de relajación adaptadas a niños.
Aprovecha las frustraciones que se producen en el día a día, como oportunidades de aprendizaje para tus hijos. Los padres y educadores deben tener el papel de acompañamiento emocional en momentos en los que los niños se frustran. Los padres y educadores deben reconocer la emoción como dolorosa, para luego validar la misma, y ayudar a generar alternativas. El propio niño debe ser capaz de generar las alternativas oportunas, sintiéndose previamente contenido y comprendido por el adulto. Junto con la tolerancia a la frustración, se estará ofreciendo al niño un espacio donde trabajar, con ayuda, la aceptación, la creatividad, la resolución de problemas, la demora del refuerzo y la paciencia.
Los psicólogos especialistas en tratamiento psicológico infanto-juvenil de Psicólogos Málaga PsicoAbreu te podemos ayudar en el desarrollo y el aprendizaje de la tolerancia a la frustración de tus hijos, y acompañarte en tu papel como guía y apoyo de tus hijos en este proceso.