Todos sabemos que a lo largo de la vida, deberemos enfrentar varios problemas, inconvenientes y angustias de distinto origen.
Nadie es poseedor del gran secreto de la felicidad del otro, ni tiene la solución para que, en un abrir y cerrar de ojos, el conflicto desaparezca.
Cada persona debe aprender a superarlos a su manera a través de la experiencia y la adquisición de sabiduría espiritual. Sin embargo, hay una regla fundamental para vivir felices y poder sobrellevar los conflictos con mayor eficacia: mirar el vaso lleno y nunca el vaso vacío.
De esto se trata este artículo que presenta el blog hoy: de evitar que la negatividad se apodere de uno en momentos complicados, ya que, así la solución se hace cada vez más difícil de alcanzar.
A través de algunos ejercicios y técnicas podremos sanar y cuidar nuestro espíritu.
¿Es posible no tener problemas?
Con frecuencia nos preguntamos si es posible encontrar un momento en la vida donde no haya conflictos, desiluciones, fracasos o discusiones fuertes con nuestro entorno laboral, social o familiar.
Sería ideal vivir rodeados únicamente de comprensión, tolerancia, respeto y principalmente, amor por uno mismo y por nuestro prójimo.
Pero, como nuestro mundo es un aprendizaje, los conflictos están allí, para aprender a superarlos. Muchas veces, se tornan difíciles, hasta el punto de hacernos dependientes de ellos y, si no los solucionamos pronto, llega un momento en el que ya no podemos actuar para revertir esa negatividad acumulada. Es como una nube negra que se apodera de nuestro ser, y que se exterioriza, tanto a través del cuerpo (con diversas dolencias), como del alma, (con depresión, ira, etc.)
Decirle adiós a la negatividad
La única solución es descubrir por nuestra propia cuenta la respuesta que nos hará salir de esa negatividad que nos envuelve y no deja que veamos la luz del sol.
El primer paso es convencerse de que se puede lidiar con los conflictos, estar dispuestos a minimizar su importancia, es decir, no hacer de cada problema el hilo conductor o el tema recurrente de nuestra vida.
Además, debemos estar dispuestos a investigar y a observar desde afuera la situación, a fin de que la objetividad nos permita comprender el problema y así hallar soluciones eficaces.
Pero, por sobre todo y principalmente, no debemos culpar a otros por nuestras dificultades. Con sólo aceptar que somos responsables de lo que nos pasa, podremos comenzar a disolver esos conflictos.
¿Como encontrar la solución?
¿Qué hacer ante estos conflictos?
Trabajar el autoconocimiento y tomar conciencia de las propias carencias, actitudes y potencialidades de resolución que tenemos ante los inconvenientes.
Tratar de mejorar en lugar de hacerse problema o señalar el error a nuestros semejantes. Lo que vemos en ellos, muchas veces son espejo de nuestros propios errores y limitaciones no resueltas.
Cualquier situación que nos afecte es una ocasión para mirar hacia nuestro interior y no una oportunidad para la reacción negativa
No se trata de eliminar el sentimiento negativo, sino de elevarlo. Es decir, de encender una luz en medio de una habitación a oscuras. Ella nos guiará y así, podremos discernir mejor el camino a seguir para llegar a donde queremos hacerlo