¿Qué es la Vitamina E y qué funciones tiene?
La vitamina E, conocida también como Tocoferol, es imprescindible para la salud muscular, la salud cardiovascular, el sistema nervioso, el sistema inmunitario e incluso para la fertilidad. Sus propiedades antioxidantes son de vital importancia para el correcto funcionamiento del corazón, del cerebro y del hígado.
Además de proteger nuestros tejidos corporales, la vitamina E también tiene una estrecha relación con el envejecimiento y con ciertas afecciones relacionadas con él.
También juega un papel fundamental en la formación de glóbulos rojos y ayuda a dilatar los vasos sanguíneos e impide que la sangre se coagule.
Esta vitamina es liposoluble, lo que quiere decir que un exceso de este tipo de vitaminas no se puede eliminar a través de la orina. Por lo tanto su consumo debe ser controlado por un médico ya que en exceso se corre el riesgo de que se acumule en el organismo hasta alcanzar dosis tóxicas.
Consumir vitamina E mediante la alimentación no ofrece ningún riesgo, ni es dañino. Sin embargo, las dosis altas de suplementos de esta vitamina pueden incrementar el riesgo de sangrado, de hemorragia en el cerebro y el riesgo de defectos congénitos.
Funciones de la Vitamina E
Protege las células contra los radicales libres, evita la oxidación de las grasas y de las estructuras que forman las membranas celulares.
Su capacidad antioxidante protege la salud del corazón y de las arterias, evitando la mala circulación y que el colesterol malo se acumule en las arterias. También ayuda a prolongar los efectos beneficiosos de los ácidos grasos esenciales (Omegas) en el organismo.
Otra función destacada de esta vitamina es que aumenta la fertilidad. La vitamina E resulta imprescindible para que se produzca un embarazo ya que colabora en la producción de los espermatozoides y en la formación de los óvulos, además de asegurar el correcto funcionamiento de la placenta.
Nuestro sistema inmunológico también la necesita para que nuestras defensas se mantengan en óptimos niveles y para que los linfocitos desempeñen sus funciones correctamente.
El Tocoferol también interviene en la formación de los músculos, evita enfermedades como el Parkinson y la demencia en la vejez. También resulta útil para tratar problemas oculares y enfermedades como la cirrosis.
La vitamina E además cuida de la salud de la piel y del cabello. Favorece el crecimiento del cabello y mantiene la piel en buenas condiciones, previniendo el envejecimiento prematuro y favoreciendo la cicatrización de heridas.
Por otro lado, también protege la piel de los efectos nocivos de la radiación solar, de la contaminación y de otros agentes externos que dañan la piel.
Alimentos ricos en Vitamina E
Cómo comentábamos anteriormente, consumir vitamina E mediante la alimentación no ofrece ningún riesgo ya que la dosis que contienen la mayoría de alimentos son bajas.
En el caso de los alimentos de origen animal es donde estas dosis son tan bajas, tanto que ni se recomiendan ya que difícilmente conseguiríamos aportar las cantidades mínimas necesarias para nuestro organismo.
En cambio, en alimentos de origen vegetal, sí que encontraremos las dosis recomendadas mínimas necesarias para cubrir nuestras necesidades de esta vitamina.
Entre los alimentos más ricos en esta vitamina destacan:
Aceites vegetales (sin refiinar): sobretodo el aceite de germen de trigo y el aceite de girasol.
Semillas: destacando las semillas de girasol y de calabaza.
Frutos secos: cómo las almendras, los piñones y las nueces.
Frutas: el aguacate, el mango, los melocotones y albaricoques también contienen buenas dosis de esta vitamina.
Vegetales: espinacas, brócoli, pimientos, tomates y espárragos.
Cantidades diarias recomendadas de Vitamina E
Insistimos en que el consumo de vitamina E debe estar controlado y nunca se debe consumir sin conocimiento ni control.
La dosis diaria necesaria de esta vitamina para personas adultas es de entre 11 y 15 mg diarios. Superar estas dosis está contraindicado ya que pone en riesgo a nuestra salud.
Consumir suplementos alimenticios de esta vitamina es la manera más fácil de sobrepasar los niveles recomendados, por ello este tipo de suplementos siempre deben consumirse bajo supervisión médica.
Síntomas de déficit de Vitamina E
La carencia de vitamina E se manifiesta con los siguientes síntomas:
Circulatorios y cardíacos: mala circulación, mal funcionamiento del corazón, anemia, hemorragias, arterioclerosis…
Sistema nervioso: la falta de vitamina E puede provocar irritabilidad, depresión, pérdida de reflejos y dificultad en el habla.
Problemas de la piel: problemas de cicatrización de heridas, falta de luminosidad en la piel…
Capacidad cognitiva: problemas de concentración, de memoria, problemas de aprendizaje y fatiga mental.
Muscular: debilidad, microroturas y bajo rendimiento deportivo.
Fertilidad: infertibilidad, aborto, problemas en los testículos…
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