La culpa y la vergüenza son sentimientos que generan malestar y condicionan nuestra experiencia. La culpa por su lado puede convertirse en una pesada losa. La vergüenza en cambio puede llevar a limitar parte de nuestra expresión en algunas áreas de la vida.
Si eres propenso o propensa a la vergüenza y culpa, seguramente estés de acuerdo conmigo en que quizá no son las mejores compañeras de viaje. Ahora bien ¿Qué hay detrás de la vergüenza y culpa? ¿Puedo dejar atrás estos sentimientos que tanto limitan mi experiencia?
Si esto te interesa, te animo a seguir leyendo este artículo en el cual te explico un poco más acerca de estos dos sentimientos de vergüenza y culpa que tanto malestar generan en algunas personas.
Qué tienen en común la vergüenza y la culpa
Tanto la vergüenza como la culpa tienen como propósito regular nuestra conducta para poder vivir en sociedad. Estos sentimientos están relacionados a procesos de aprendizaje y crianza propios de cada cultura. Así pues, la función de estos sentimientos es ayudar a que el niño o la niña integren una serie de normas sociales, y esto es importante puesto que, los humanos somos seres sociales, por lo que necesitamos integrarnos en sociedad y regularnos en base a sus normas.En cada sociedad, existen normas y valores específicos que dictan comportamientos y consecuencias para aquellos que violan el código establecido, generando así los sentimientos de vergüenza y culpa en las personas.
Es decir, tanto la vergüenza y culpa dependen de la cultura, la religión y en definitiva el mandato social, es decir, el dictado de lo que se debe o no se debe hacer según la norma social.
Lógicamente, todo y que en una misma sociedad existen una serie de normas compartidas, hay que entender que estas tendrán una adaptación singular en cada pequeño grupo de personas. Cada familia tiene sus propias normas, así como cada grupo de amigos o cada grupo de trabajadores.
Es decir, los mandatos familiares se entrelazan con los mandatos impuestos por el gobierno y a su vez, con aquellos impuestos por las distintas organizaciones sociales a las que pertenece una persona.
La culpa y la vergüenza provienen de la conciencia social, no de la conciencia universal.
Saddhguru Jaggi
Y llegados a este punto, merece la pena analizar el concepto propuesto por la terapia Gestalt: los introyectos. Cuando hablamos de introyectos nos referimos a aquellos mandatos que vinieron del exterior, normalmente de nuestro entorno más cercano, y que, sin llegar a discernir de una forma clara, se hicieron propios condicionando nuestra experiencia vital. Y te pongo algunos ejemplos relacionados con la vergüenza y culpa que te ayudarán a entenderlo fácilmente.
Un ejemplo de introyecto sería por ejemplo el de una persona que en su educación recibió el mensaje de “llorar es de débiles” o tal vez que “no hay que mostrar las emociones”. Al escuchar esto de forma repetida, el niño o la niña integran el mensaje y lo hacen suyo. En su vida adulta, esta persona seguramente reproduzca de forma automática este patrón, limitando su capacidad de contactar con ciertos procesos emocionales, o incluso sintiendo vergüenza y culpa si por algún motivo se emociona o llora.
Atendiendo a esto podemos sacar ya algunas conclusiones que nos acercan al entendimiento de la vergüenza y culpa.
En primer lugar, debemos entender que la manera en que emergen la vergüenza y culpa tendrán que ver con las experiencias vividas en la infancia y el estilo de educación de progenitores y entorno cercano.
En segundo lugar, debemos entender que la vergüenza y culpa tienen un componente social muy importante ya que, se rigen y están influenciadas por las normas de cada sociedad.
Entonces ¿Dónde está el problema con la vergüenza y culpa? Pues bien, estos sentimientos que de alguna forma pueden servirnos para entender e integrar ciertas normas de la sociedad en que vivimos, pueden convertirse también en inhibidores de nuestro desarrollo, de nuestra experiencia vital y de la forma en que hacemos contacto con nuestra realidad.
Qué es la vergüenza y cómo surge
La vergüenza es una respuesta emocional que aparece cuando percibimos que hemos hecho algo incorrecto, nos mueve a ocultar algo que percibimos como incorrecto o erróneo, puede ser una acción o un rasgo propio.Este sentimiento aparece cuando percibimos que hemos incumplido una norma social, cuando creemos que hemos hecho algo que no corresponde con las normas establecidas o cuando creemos que hay algo mal en uno mismo que puede ser visto por los demás. Generalmente este sentimiento conlleva a una autoestima baja en la persona.
Esa rápida evaluación de ese acto, de ese error, de ese rasgo inapropiado, etc. se produce una rápida respuesta en el organismo. Nos ruborizamos, aparece el sudor, nos enrojecemos, el cuerpo se contrae, y si, en ocasiones es tan incómodo que nos lleva a un deseo de desaparecer de la escena.
Podemos entender por tanto que, hay un condicionamiento social, que hemos recibido a través de nuestra educación, que influye en nuestra manera de percibirnos y evaluar nuestras acciones y que en base a eso se producen las respuestas de vergüenza.
Sin embargo, lo más importante es entender cuánto nos limita la vergüenza o cuánto sufrimiento nos aporta. Y esta exploración puede ser muy amplia ya que, normalmente sentimos vergüenza en un rango determinado de situaciones, acciones o personas.
La vergüenza puede llegar a generarnos mucho sufrimiento ya que, este sentimiento viene acompañado en muchas ocasiones de una autocrítica severa, de rechazo a uno mismo o una misma, al juicio interno constante, y no solo eso, la vergüenza puede llegarnos a limitar muchas áreas de nuestra vida, así como muchas formas de expresión. Para algunas personas la vergüenza les impide mostrarse en público o acercarse a las personas por las que se sienten atraídas; para otras personas, la vergüenza les impide cantar o bailar o tocar un instrumento ante sus amigos o familia; así mismo, la vergüenza también puede limitarnos en el ámbito laboral, o en el contacto íntimo.
Y es por eso que merece la pena ponerle conciencia a este asunto ya que, superar la vergüenza nos permite expandir nuestra experiencia vital y sea en mayor o menor medida, tener una experiencia más satisfactoria y plena, más libre, más ligera.
Qué es la culpa y cómo surge
El sentimiento de culpa es un estado emocional desagradable que tiene que ver con el arrepentimiento o malestar por haber hecho algo que consideramos incorrecto. Nos puede conectar con la tristeza, la rabia, la frustración y a su vez, nos puede llevar a un estado mental de rumiación en el cual le damos mil y una vueltas a lo que ha pasado.Podemos sentir culpa por algo que hicimos en el pasado, pero también podemos sentir culpa por algo que estamos haciendo o que estamos planeando hacer. Tiene que ver con los mandatos sociales o con la moral adquirida en la educación.
Dicho de otra manera, la culpa es un sentimiento que se produce después de que internamente emitimos un juicio en base a las normas sociales aprendidas. Y, por tanto, cuanto más rígidas sean las normas que hayamos adquirido o integrado, mayor será el sentimiento de culpabilidad o la frecuencia en que sentimos culpa.
Cuando lidiamos con la culpa, será importante discernir que parte de la norma integrada “es nuestra” y la hemos validado y que parte de esa norma es algo que se ha incorporado sin ningún cuestionamiento ya que, posiblemente nos estamos juzgando por algo que podría estar mal para otras personas y bien bajo nuestro criterio.
Diferencia entre los sentimientos de vergüenza y culpa
La principal diferencia entre la vergüenza y la culpa es que la vergüenza es un sentimiento que está relacionado con lo que uno es o con lo que uno interpreta que es; sin embargo, la culpa es un sentimiento que tiene relación con el hacer, es decir con lo que uno hace o ha hecho.Dicho de otra manera, la culpa es un sentimiento que nos lleva a sentir que hemos cometido un error mientras que por su lado, la vergüenza es un sentimiento que nos hace sentir que nosotros somos el error.
En el caso de la vergüenza, la persona, la memoria emocional de ciertas vivencias de la infancia hacen que la persona interiorice ideas como “no soy deseable” o “mi actitud molesta” o “no soy digno de amor” o “soy tonta” o “no valgo”etc. Así pues, la persona se desarrolla y va por la vida con esta percepción de sí misma y por tanto, la experiencia vital puede llegar a verse muy afectada.
Por otro lado, la culpa tiene más relación con las conductas. Es decir, sentimos culpa cuando pensamos que hemos hecho algo incorrecto. Es por eso que se dice que la culpa puede llegar a tener una capacidad más orientada a la acción o al cambio, ya que no nos invalida en nuestra totalidad si no que señala la acción. Así mismo, la culpa tiene una gran relación con nuestro código moral, es decir, será en base a nuestra moralidad que evaluaremos nuestras conductas y esto será lo que determinará que nos sintamos culpables o no.
En el caso de la vergüenza, cuando esta es excesiva, viene asociada a una autocrítica muy elevada, que puede llegar a asociarse a trastornos de ansiedad, fobia social y depresión.
En el caso de la culpa, esta puede llegar a generar también mucho sufrimiento en aquellas personas que tienden a atribuirse una excesiva responsabilidad en ciertos aspectos de la vida. Así mismo, la culpa también está detrás de trastornos como la ansiedad o trastornos de conducta alimentaria.
Qué aspectos atender si sientes culpa y vergüenza
El proceso de acompañamiento para personas que cargan con una excesiva vergüenza y culpa, se centraría en atender los siguientes aspectos:1- Fomento de la autocompasión y aceptación
Para la vergüenza y culpa el trabajo con la autocompasión nos ayuda a tratarnos de una forma más respetuosa, entendiendo nuestra propia naturaleza, respetando nuestras imperfecciones, asumiendo el sufrimiento propio y en definitiva, guiándonos a una aceptación incondicional.2- Identificación de los introyectos y patrones de pensamiento
Al explorar e identificar los introyectos y patrones de pensamiento, descubrimos que nuestra autoimagen y autoconcepto están sesgados y muy condicionados. Debido a la vergüenza y culpa seguramente adquirimos ideas y mensajes a lo largo de nuestra infancia que sin ser procesados, fueron interiorizados y que nos causan dolor y sufrimiento. Pero este trabajo nos permite liberarnos poco a poco de dichos condicionamientos para permitirnos una experiencia más libre.3- Desarrollo de la atención plena
Al desarrollar la atención plena o mindfulness, se amplía la capacidad de observación de los procesos propios. Esto permite, por un lado, tomar mayor conciencia y por otro, tomar distancia con esos procesos psicoemocionales que se disparan de forma automática una y otra vez. Esto ayuda a la persona a reducir la intensidad de los sentimientos de vergüenza y culpa, así como ayuda a soltar ciertas creencias o juicios internos por la toma de conciencia.4- Fomento de vínculo de confianza
Una de las bases del trabajo terapéutico en personas con elevada experiencia de vergüenza y culpa pasa por generar un vínculo de confianza, libre de juicio y de aceptación incondicional. Esto ayuda a las personas poder explicar abiertamente su situación y además, les permite sentirse aceptados, algo que será indispensable para que ellos mismos se acepten también y puedan poco a poco liberarse de su sufrimiento de la vergüenza y culpa.Estas son solo algunas de las bases del trabajo terapéutico, que como ya puedes imaginar, serán distintos en cada caso atendiendo a si la persona experimenta culpa o vergüenza y lógicamente, atendiendo a la singularidad de cada persona. Aunque hay que tener en cuenta que se puede trabajar con una persona que experimenta vergüenza y culpa.
Conclusión: Comprende el trasfondo de la vergüenza y la culpa
Así pues, merece la pena explorar la forma en que experimentamos vergüenza y culpa ya que, estos sentimientos pueden llegar a ser muy limitantes y aquello que nos condiciona tan fuertemente no fue elegido sino impuesto de alguna u otra forma.Es por eso que merece la pena revisar cómo estos sentimientos impactan en tu vida y entender como experimentamos la vergüenza y culpa, así como tomar la responsabilidad de resignificarlos para que nuestra experiencia vital sea amplia y plena. Así mismo, ser capaces de desarrollar la autocompasión puede llegar a ser muy liberador en este aspecto.
Nota: El artículo ha sido publicado originalmente en Saludterapia.