No debemos de confundirlo con el vendaje neuromuscular o vendaje de las “tiras de colores”.
El vendaje funcional es una conocida técnica de inmovilidad parcial que se utiliza principalmente en lesiones tendinosas, musculares y ligamentosas. Se dice que es parcial porque limita de forma selectiva el movimiento donde aparece el dolor o hacia donde empeora la lesión, pero por el contrario permite el resto de movimientos. Es de mucha utilidad en el deporte. Por esta razón es necesario un buen conocimiento de la Anatomía y de la Biomecánica y así, aplicarlo de forma correcta.
Evita los efectos secundarios de una inmovilidad completa como pueden ser pérdida de masa muscular, riesgo de perder densidad ósea, rigidez articular, problemas circulatorios, etc. Es por ello que solo se recomienda una inmovilización total en lesiones de carácter grave que requieran de una recuperación de tejidos lesionados.
El vendaje funcional se utiliza de forma:
De forma preventiva: utilizados antes de que ocurra la lesión. Muy eficaces para evitar la aparición de lesiones típicas en el deporte. Dos ejemplos muy buenos son el vendaje que se sitúa en los tendones rotulianos para descargar un poco el esfuerzo que realiza el tendón en deportes de carrera y salto frecuentes, y también en el caso de esguinces de tobillo, es muy común ver como deportistas se vendan el tobillo para evitar la lesión.
De forma terapéutica: utilizado para aliviar los síntomas de una patología concreta. Sus efectos actúan sobre el dolor y evitan que se agrave la lesión, pero al mismo tiempo permite que la persona continúe con su actividad deportiva en la mayor normalidad posible.
Tipos de vendaje funcional
Elástico: es un vendaje de contención, conocido como la técnica banda, utilizando vendajes blandos como vendas elásticas puras, cohesivas o adhesivas. Técnica terapéutica y deportiva fundamentalmente.
Rígido: esta técnica es utilizada para anular el movimiento que causa el dolor. Conocido como el vendaje duro. Se utiliza el “tape”.
Mixto: se combinan las dos técnicas.
Indicaciones del vendaje funcional
Roturas pequeñas de fibras musculares
Distensiones ligamentosas de primer grado y algunas de segundo grado
Lesiones cápsulo-ligamentosas: dando estabilidad a la articulación
Prevención de laxitudes ligamentosas
Distensiones y elongaciones musculares y tendinosas: evitando que la musculatura o el tendón se alargue y ayude a su regeneración
Pequeñas fisuras de huesos largos
Fisuras de costillas, esguinces intercostales, neuralgias intercostales
Posterior a la retirada del yeso
Descarga de tendinitis, tendinosis y fascitis plantar: evita el movimiento que produce la inflamación o degeneración del tendón.
Lesiones neurológicas
Prevención de deformidades o actitudes viciosas: como pueden ser el pie equinovaro, hallux valgus, etc.
Control y reeducación de edemas
Reeducación y prevención de lesiones repetitivas
Ortopedia: corrige y es antiálgico
Contraindicaciones
Es importante conocer en qué casos no se pueden hacer este tipo de vendaje, aunque es difícil definirlo porque va a depender del paciente y de la patología, debe ser valorado por el profesional, también existen contraindicaciones absolutas, voy a citar las más importantes:
Lesiones graves que requieren inmovilización total
Rotura ligamentosa, tendinosa o de la capsula articular
Desgarro muscular
Fracturas óseas
Alergia al material usado
Edema muy importante
Problemas en la circulación de retorno (varices)
Heridas en la piel, quemaduras, etc.
¿Qué material necesitaremos?
Existe una gran variedad de material para realizar el vendaje: venda elásticas adhesivas (tensoplast), no adhesivas, cohesivas, vendas inelásticas adhesivas (tape), pre-tape (para proteger la piel de las vendas adhesivas), lubricante, spray adhesivo hipoalérgico, tijeras, gomaespuma (para proteger bordes óseos, tendones, etc).
¡Manos a la obra con el vendaje!
Es importante tener un diagnóstico preciso médico, así como el conocimiento anatómico y biomecánico de la zona lesionada. Las articulaciones deben de estar en posición funcional, los tendones y músculos en posición de relajación.
Es importante que la piel antes de comenzar el vendaje esté limpia y las zonas de anclaje rasuradas para asegurarnos una buena sujeción, se puede utilizar el spray para asegurarnos una mayor sujeción. En ningún momento el vendaje puede tener arrugas. Importante proteger las zonas como son los bordes óseos (maléolos tibiales), tendones (tendón rotuliano, tendón de Aquiles, tibial anterior), zonas propensas a roces (hueco poplíteo, pliegue del codo).
Una vez que tenemos lo anterior preparado comenzamos por los anclajes. Normalmente se utiliza vendaje adhesivo inelástico (tape), se utilizan de forma circular sin tensión para no interrumpir el retorno venoso, son tiras que nos van a servir como base para colocar las tiras activas, cuanto más distal más efecto de palanca tendrá.
La colocación del segmento corporal siempre será en posición antiálgica.
Las tiras activas dependerá del vendaje que necesitemos en ese momento y el efecto que pretendamos buscar, pueden ser elásticas o rígidas. Con las rígidas buscaremos una mayor inmovilidad de la zona afectada. En el caso de que el vendaje sea en un deportista como modo de prevención, es recomendable una técnica mixta, ya que permiten realizar el ejercicio sin una limitación fuerte.
Las tiras de fijación permiten fijar las tiras activas al anclaje o a la piel del paciente y no permiten que se arruguen.
Y por último las tiras de cierre que cierran el vendaje coaptando las diferentes capas.
Es importante una vigilancia después de realizar el vendaje, verificar que no está afectado el retorno venoso, y que la piel en ningún momento sufre lesión. En el caso de vendajes deportivos se deben de retirar una vez finalizada la actividad física, en el caso de los demás vendajes deben durar unas 48 horas, retirarlo y si es necesario, realizarlo de nuevo las veces que se necesite.
Existe un sinfín de vendajes de las diferentes partes del cuerpo, os dejo uno sobre el esguince de tobillo para que os sirva como referencia.
Yessica Pérez Castro