Llevo más de una semana en el propósito de mejorar esos aspectos de la vida que, a los treinta y tantos se supone que tenemos resueltos. A los veinte estaba demasiado ocupada tratando de demostrar que podía ser independiente y capaz como para preocuparme por mi salud. Después cumplí treinta y fui madre. Y ése tampoco fue el momento de ocuparme de mantener una vida sana. Cuidar a otro ser humano y cuidarme a mí misma a la vez es demasiado para este espíritu intensional. No será un argumento elaborado pero es una de mis excusas más razonables. Nadie discute con acaloramiento la validez de que una madre postergue sus intereses y necesidades para ocuparse del bienestar de su hijo. Y siempre es menos vergonzoso decir que tenés "demasiado de qué preocuparte en tu vida familiar" que reconocer cuánto te aburre la sola idea de ocuparte en planificar una vida más saludable. Entre excusas racionales -y no tanto- lo cierto es que hace un rato que pasé los treinta y no tengo resueltos esos temas: como mal, me muevo poco, duermo lo que puedo y nunca logro terminar lo que comienzo. La constancia no es una de mis virtudes. La tendencia a la pereza es casi una deficiencia genética en mi familia. Este blog tiene la forma de un diario de 365 días para romper ese ciclo de olvidos, postergaciones y perezas. Podría haber elegido otro compromiso y darle una apariencia distinta. Sin embargo, para quien respeta la palabra escrita más que ninguna otra forma de comprometerse con la realidad, asumir la responsabilidad de escribir sobre "esos temas" que incomodan es una manera de mantener la motivación para buscar un cambio real. Me refiero a una nueva situación sostenible de acuerdo a quien soy y lo que quiero para mí y mi familia. Por ese motivo elegí un proceso de 365 días, para concebir la transformación como un acercamiento gradual a objetivos concretos.
Objetivos concretos.
Una de mis prioridades al plantearme este desafío fue establecer objetivos concretos y fáciles de medir en el corto plazo de una semana. En la primera semana de iniciativa, logré avances que, aunque no son dramáticos, suponen un paso adelante. Mi objetivo en los días que pasaron fue tomar mejores decisiones al elegir los alimentos que ingiero e incrementar la actividad física. Sin pensar demasiado en el esfuerzo sistemático hice tres ajustes simples, que a mi criterio, son los mejores consejos para comenzar a implementar hábitos saludables:
- Consumir menos: pan, productos procesados con azúcar refinada, refrescos.
- Incorporar frutas y verduras (me propuse incorporar algunas porciones únicamente)
- Aumentar la cantidad de ejercicio físico.
Así que, pongamos las metas nobles en términos prácticos:
- Limité mi consumo de la bebida de la felicidad (soy adicta a la Coca-Cola) a las comidas principales. No llegué al agua pura aún, pero estoy cerca de proponérmelo.
- Comí fruta, tarta de verdura y puré de zapallo. No fueron todos los días ni las cinco porciones recomendadas, pero todavía estoy ajustando la rutina de compras para tener fruta y verdura durante toda la semana.
- Caminé durante 20 minutos tres días de la semana. El domingo, vencí las ganas de dormir una siesta y salí a caminar. Para muchos, puede ser un avance poco significativo...para mí es un mundo de diferencia.
Los primeros días tuve un fuerte dolor de cabeza como consecuencia de consumir menos cafeína. Y mi sistema digestivo todavía se acostumbra a consumir más fibra. Pero en definitiva, puedo llamarme conforme de establecer metas a corto plazo sin ambiciones desmedidas (de esas que sé que no puedo cumplir)
Mucha motivación.
De hecho, durante los primeros días de cualquier intento de cambio, la motivación se mantiene por la inercia misma de la decisión tomada. Lo complicado llega cuando el impulso disminuye y nos vamos concediendo permisos y excepciones. Para mí, la motivación se mantiene porque decidí elegir un proyecto personal, no una dieta para adelgazar. Parte de este proyecto es Intensional Blog. Con un post diario, intento abarcar cada una de las situaciones que necesito ajustar con la mayor honestidad posible. Tener una vida más saludable es más que un lugar común. Si en este momento todo virus existente se aloja una temporada en tu cuerpo como en un hostel, te enfermás con facilidad y cuando no estás enfermo te sentís mal, o tenés alergia, o erupciones, o molestias varias, entenderás de lo que te hablo. Para quienes llegamos a ese límite de malestares varios, lograr una existencia sana es la aspiración de alcanzar un estado de bienestar que te permita disfrutar del día a día. Podés seguirme si te parece, para esta semana, los objetivos son:
- Sustituir una de las tazas de café del día por té (té común, todavía no estoy preparada para el té verde, el cual probé y no pude tomar más de un sorbo).
- Disminuir la cantidad de lácteos.
- Mantener el ritmo de tres caminatas semanales de 20 minutos cada una.
Si decidís acompañarme en estos cambios, tenemos muchas semanas por delante para cumplir objetivos juntas. Y si tenés tiempo, no te olvides de contármelo en un comentario.