Nadie puede funcionar eficientemente a menos que pueda manejar sus emociones. Cuando se pierde el control sobre lo que sentimos y nos dejamos dominar por el miedo, la tristeza o la ira, el sentido común sufre y la capacidad de tomar decisiones desaparece.
Otro nombre dado al autocontrol es la autodisciplina, que consiste en aprender a sobreponerse a las distracciones para concentrarse en hacer lo que se requiere y lograr, de este modo, lo que se desea.
El autocontrol está relacionado entre otras cosas, con la capacidad de establecer hábitos de vida productivos y saludables, evitando los excesos, como el consumo de alcohol, drogas, etc., así como con la capacidad de trabajar duramente en pos de un objetivo.
Un experimento realizado por el psicólogo norteamericano Walter Mischel en los sesenta, demostró que la capacidad de autocontrol cambiaría la forma de entender las claves del éxito en la vida. Para realizar este experimento, dejó a solas en un cuarto a cuatro niños de cuatro años con un dulce y un timbre. Si decidían que querían comer la golosina de forma inmediata, sólo tenían que hacer sonar el timbre, pero si esperaban pacientemente a que el psicólogo volviera al cuarto sin hacer sonar el timbre, recibirían dos golosinas.
Aquellos niños que fueron capaces de ejercer autocontrol, fueron investigados diez, veinte y treinta años mas tarde, y se descubrió que les había ido mucho mejor en el estudio, en el trabajo y en la vida afectiva. O sea que habían resultado mucho más exitosos que aquellos otros que no pudieron esperar y que consumieron su golosina ni bien la recibieron. Este importante experimento, nos dice que el autocontrol resulta esencial para que podamos convertirnos en personas exitosas. Los niños que ejercieron el autocontrol, pudieron hacerlo, porque fueron capaces de pensar en otras cosas, en lugar de hacerlo en el placer que les daría comerse la golosina en ese mismo momento. La enseñanza que deja este experimento, es que para ejercer el control o dominio sobre nosotros mismos, una de las cosas mas importantes, es aprender a esperar, a ser pacientes y a no frustrarse.
Si uno no se controla a sí mismo, se pone a merced de los demás y de las circunstancias. Si uno no tiene autocontrol sobre uno mismo, no puede pretender tenerlo sobre las cosas externas a uno.
A aquellos que pueden alcanzar el control de sí mismos, nadie más podrá controlarlos. Ésta es la meta práctica de todas las verdaderas enseñanzas espirituales, que, desde la antigüedad han desarrollado técnicas como la meditación, el yoga, las artes marciales, y la participación en rituales que requieren un aprendizaje arduo y prolongado. Con coraje y confianza, con persistencia, auto-conocimiento, compromiso, resolución y fuerza moral, se pueden derrotar las dificultades de la vida. A continuación, algunos consejos prácticos para lograrlo:
La medida justa
Si queremos superarnos en cualquier sentido, sea respecto a nuestro hábitos alimentarios, de la práctica del ejercicio físico, del estudio o del trabajo, lo mejor es crear un incremento gradual en el nivel de intensidad de aquello que queremos controlar, antes de crear un control artificial instantáneo. O sea, todo lo que crece fuerte, evoluciona lentamente; y más vale ir despacio que rápido.
Si nos esforzamos en alcanzar rápidamente una meta demasiado elevada, nos encontraremos rápidamente fracasando en lo más sencillo, por habernos apurado.
Por eso la estabilidad es fundamental para el autocontrol. Esto supone el establecimiento de una conducta que sea rigurosa, en el sentido de que esté claramente orientada en una determinada dirección, pero que no nos plantee autoexigencias excesivas que nos hagan fracasar.
Principios básicos para ser exitoso en la vida
La práctica del autocontrol debe estar acompañada por tres preceptos fundamentales:
La iniciativa: significa tener el coraje de tomar decisiones y pasar a la acción. No se debe temer al fracaso sino a la inacción, a la pasividad. La falta de iniciativa es, a menudo, el peor de los fracasos. Las iniciativas deben ser tomadas en forma rápida, pero no significa hacerlo de manera itempestiva o descuidada. El temor al fracaso, es el que nos impide pasar a la acción, pero sin ésta, el éxito es imposible.
El entusiasmo: significa que se debe poner el corazón en todo aquello que se intenta. En otras palabras, hay que amar lo que se hace, incluso, cuando implica naturalmente molestias como las que supone el esfuerzo por la autosuperación. Seguramente, es probable que no podamos alcanzar el autocontrol en forma inmediata, pero debemos comprender que, eventualmente deberemos aprender a autocontrolarnos si vamos a alcanzar el éxito. Si no ponemos todo el corazón en nuestros esfuerzos, no podremos concentrarnos y, por lo tanto, no podremos dar lo mejor de nosotros mismos. Si estamos decididos a cambiar, debemos obligarnos a ser entusiastas y a dejar de poner excusas que nos detengan en nuestro progreso.
La determinación: es el aspecto del autocontrol que se relaciona con el éxito a través de las actitudes de persistencia, perseverancia y tenacidad. Estas actitudes tienen que ver con la habilidad de resistir las tentaciones y de permanecer en el curso que nos hemos propuesto. La determinación no sólo significa desear algo fuertemente, sino también, trabajar por ello durante todo el tiempo que sea necesario. Puede ser que se necesite cambiar de estrategia o de método, empezar de nuevo, a veces de cero, pero nunca se debe abandonar el camino a la meta.Imagen mental y atención consciente
En tercer lugar, debemos visualizar el éxito formulando, en nuestras mentes, una imagen en la que nos veamos a nosotros mismos teniendo el éxito que anhelamos. Tenemos que sostener esta imagen con tenacidad y nunca permitir que se desvanezca.
El poder que yace en nuestra mente subconsciente, encontrará los medios para que esa imagen se convierta en realidad. Pero, paralelamente, debemos permanecer en un estado de atención consciente el mayor tiempo posible, pues estar alerta es otro factor importante del autocontrol. Siempre están pasando cosas a nuestro alrededor que pueden influir en nuestro porvenir y hay que aprender a no dejar pasar oportunidades que se nos presentan casualmente, tales como los encuentros con personas importante que tienen la capacidad de brindarnos ayuda. Muchas veces, no vemos lo que tenemos enfrente, por eso, hay que recordar estar alertas.
Desarrollo de nuestras habilidades y lealtad a los ideales
Un aspecto central del autocontrol, es el perfeccionamiento de las habilidades que necesitamos para lograr lo que deseamos. Las cosas que valen la pena sólo provienen del esfuerzo sostenido, siempre y cuando éste vaya acompañado del máximo desarrollo posible de nuestras habilidades.
Se debe saber hacer lo que se desea hacer. Se debe estudiar y buscar el consejo de quienes saben más.
El autocontrol también se refiere a permanecer leales a un ideal, aun a costa de los supuestos beneficios o gratificaciones que una actitud diferente podrá ofrecernos. No debemos tener miedo de ser leales a nuestras ideas, sueños o creencias. La lealtad no sólo es otro componente importante del autocontrol sino que representa su aspecto más elevado.