Hoy en día, el salir de compras se ha convertido en algo normal en nuestras vidas, incluso se percibe como un momento de ocio y desconexión. ¿Quién no ha encontrado satisfactorio ver escaparates y, sobre todo, echar un vistazo en periodo de descuentos o rebajas?
No podemos negar que vivimos en una sociedad consumista, o lo que es lo mismo, “vivir es consumir”. Actualmente, el consumo de objetos es un símbolo de estatus social, en la que se es más cuanto más se tiene y no se ve ningún inconveniente si dicho consumo se excede. Así, consumir más puede significar sentirse mejor y situarse en una posición superior al resto. Sin embargo, ¿Cuándo el salir de compras se convierte en una dependencia o adicción?
¿Cómo llegamos a este punto?
Sin duda, desde hace algunas décadas la publicidad y el marketing han favorecido esta actividad, provocando en la población la necesidad de adquirir diversos bienes constantemente. Se hace necesario mencionar también el poder de las redes sociales, influyendo de forma considerable. Las redes hacen que se le de importancia a la moda, al estilo, a la imagen personal y a la apariencia física. Los/as llamado/as “Influencers” promocionan gran cantidad de productos y servicios, lo cual hace que, con solo echar un vistazo a tu pantalla en cualquier momento de tu día, conozcas qué productos están en el mercado. Y no sólo esto, sino también qué productos son los que más se demandan o los más exclusivos, en qué tienda se puede comprar, cuál es su precio, disponibilidad etc. Adquirir productos solo con un “click”.
Por ello, se crea el deseo de conocer más y estar al tanto de todas las novedades, lo que nos hace sentir aceptación o parte de la sociedad. La posibilidad de comprar por internet hace que este problema se agrave sustancialmente, pues las compras son más rápidas y más fáciles sin necesidad de salir de casa, ni tan siquiera de movernos del sofá.
¿Por qué comprar se convierte en adicción?
Este consumo puede llegar a convertirse en un comportamiento adictivo, que se caracteriza por una importante dificultad para establecer límites; lo que produce un gran malestar emocional, una pérdida de tiempo, deudas, pérdida de poder adquisitivo y conflictos con las personas más allegadas (pareja, familia, amistades…). La compra compulsiva se caracteriza por ser un trastorno permanente y crónico, comprando objetos sin que exista una necesidad real.Esta problemática se asocia a personas con baja autoestima, con problemas afectivos, de ansiedad, trastornos alimentarios y adicción a otras sustancias. Según distintos estudios, ocurre con mayor frecuencia en mujeres, en jóvenes con edades comprendidas entre los 18 y 30 años. Existe diferencias entre los sexos en cuanto a los productos que se compran; los hombres parecen decantarse por dispositivos electrónicos y tecnología y las mujeres por ropa, zapatos, cosmética y joyas.
Pero, ¿Qué hace que no se pueda evitar el hábito de compra compulsiva a pesar de ser consciente de ello y de sus graves consecuencias?
En este asunto se hace necesario destacar el papel que tiene la corteza prefrontal, que es la parte del cerebro más evolucionada y que se encuentra más cercana al rostro; en el control de las adicciones. Entre sus funciones se encuentran el control atencional y del comportamiento, la planificación, la resolución de problemas, la toma de decisiones, entre otras.Cuando estamos de compras, la corteza prefrontal activa el control cognitivo y nos frena a seguir comprando puesto que sabemos que no podemos seguir sin parar, pero esta parte del cerebro se desactiva cuando se sufre de estrés y ansiedad. Con la experiencia aprendemos que cuando nos encontramos con bajo estado de ánimo, estrés y angustia, el salir de compras nos proporciona de forma rápida un estado de satisfacción. Es una forma de reforzarnos, de sentir placer al adquirir productos, lo que provoca que se convierta en un hábito y luego en una compulsión. En el momento de la compra, la persona siente felicidad y poder, aunque, tras eso se produce una profunda decepción y arrepentimiento consigo misma.
Otra explicación al respecto tendría que ver con el afrontamiento de los problemas personales, la conducta compulsiva de comprar podría utilizarse como una forma de escapar de la realidad, de suplir otras carencias, como un escape a todo esto.
El ciclo de las compras compulsivas
La compra compulsiva y adictiva puede originar un ciclo:Una vez que hemos adquirido el bien o producto, surge principalmente arrepentimiento por la pérdida de control (obviamente, la pérdida de dinero también es importante), por haberse dejado llevar por la tentación y haber caído en ella a pesar de las consecuencias; todo ello provoca un nuevo malestar, que será el inicio de otro círculo para mitigar dicho malestar.