¿Cuántas veces nos ha dolido la cabeza ya que hemos tenido un día sumamente estresante? ¿Cuánto nos ha costado digerir algo que nos ha pasado y hemos acabado con dolores o molestias en el estómago? ¿Y esa sensación de cansancio perpetua, aunque no hayamos hecho ningún ejercicio físico especial?
En psicología, hablamos de somatizaciones cuando alguna persona nos habla de ello y no hay causa médica que justifique estas molestias.
¿Qué son las somatizaciones?
Entendemos que una persona está somatizando cuando tiene molestias en el cuerpo como consecuencia de algún problema de tipo emocional o psicológico. En cierta manera, podríamos decir que es un mensaje que nos da el cuerpo para resolver la situación y aprender a gestionarlo de manera diferente.
Algunos ejemplos de somatizaciones frecuentes son:
Dolor de cabeza
Sensación de cansancio
Problemas estomacales y/o intestinales
Contracturas en la espalda o cervicales
Bruxismo o rechinar de los dientes mientras dormimos
Alteraciones en la menstruación
Afonía o perder la voz.
¿Qué podemos hacer?
Primero de todo, es importante es identificar los detonantes. ¿Qué situaciones han pasado ese día o en el último tiempo que puedan explicar esa molestia? Para ello, puede ser interesante escuchar el propio cuerpo y el propio malestar para ver qué nos quiere decir. Por ejemplo, cuando nos duele la espalda puede significar que estamos cargando que muchos temas e, incluso, temas que no nos corresponden. Por ello, es necesario valorar el dolor y el mensaje que nos está proporcionando.
En segundo lugar, una vez identificado los detonantes, es importante buscar maneras alternativas para poder hacerle frente:
¿Me estoy encargando de demasiadas cosas? Hay que valorar la opción de delegar y/o priorizar aquellos aspectos más importantes y urgentes desestimando aquellos que puedan ser secundarios.
¿Me he enfadado, pero no he dicho nada? La rabia, como las demás emociones, la hemos de dejar salir y expresar. En caso de que resulte difícil comunicarlo a la otra persona, buscar alternativas saludables para externalizar esta emoción activa como puede ser el deporte, el arte, la escritura, etc.
¿Estoy pasando una época con más ansiedad por algún tema del entorno? En ocasiones, las circunstancias que nos rodean no las podemos modificar pero sí nuestra actitud a ella. En este sentido, es conveniente hacer un trabajo de los propios pensamientos limitante así como aprender o ejercicios de relajación y respiración.
Para acabar, pero no menos importante, es necesario aprender a cuidarse a uno mismo. Buscar válvulas de escape propias y actividades agradables que nos permitan equilibrar la balanza para disminuir el propio malestar.
¿Y a ti, te ha pasado alguna vez?