Se trata de una legumbre especialmente valiosa por su elevado contenido en fitoestrógenos, sustancias pertenecientes al grupo de los fitoquímicos con un efecto estrógeno natural. También son antioxidantes, es decir, protegen las células de los radicales libres. Las isoflavonas que contiene la soja favorecen especialmente el metabolismo óseo y reducen el riesgo de padecer determinados tipos de cáncer.
Además, el haba de soja no tiene colesterol y es rica en ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados. Las grasas saludables que contienen reducen el colesterol LDL, no saludable, y el nivel global de colesterol. La soja protege también los vasos sanguíneos y previene la inflamación articular y las enfermedades cardiovasculares.
Las abundantes vitaminas del grupo B que aporta la soja favorecen un metabolismo general óptimo, pues son excelentes reguladoras del metabolismo de los hidratos de carbono, las grasas y las proteínas. Sobre todo las vitaminas B1 y B2 son necesarias para el metabolismo energético y, por lo tanto, importantes para evitar enfermedades cardiacas. De proteger los vasos sanguíneos de manera eficaz se encarga la vitamina E, que incorpora en gran proporción.
Fuente: Isabel Gaona