A pesar de que hay días o semanas que me agarro a mis rutinas como si se trataran del cojín más mullidito del mundo, por norma general, intento que mi día a día no se vea sumergido en un ir tirando sin demasiado sentido.
Nuestra zona de confort es invisible pero flexible y adaptable. Con cada una de nuestras acciones, pensamientos o inquietudes la ampliamos o reducimos hasta hacerla un pequeño zulo para nuestro espíritu. Y no queremos que nuestro espíritu viva en un zulo, ¿no?
Hacer cosas que se escapan de nuestro control, arriesgarse, probar, tener curiosidad por lo nuevo y desconocido… Todo esto no es nuevo para nosotros. Desde pequeños lo hemos hecho, así hemos conseguido ser lo que a día de hoy somos. Si no hubiéramos sido valientes y temerarios, no habríamos aprendido a caminar, a ir en bici, a nadar, a conducir! La evolución de la humanidad se debe a esta curiosidad innata que tenemos y ese punto de inconsciencia que un día hizo a un homínido encender una hoguera en medio de una cueva. Loco!!
Con toda esta herencia, ¿qué vamos a hacer nosotros? ¿Nos quedaremos en el sofá viendo la tele? ¿Apalancados en la butaca pasando páginas en el ipad?
Seamos valientes y salgamos en busca de esa magia. Yo, de momento, voy a probar a encender una hoguera en medio del comedor…
Feliz lunes y feliz semana.
pd: If not now, then when? / Porque al final, cuando echamos la vista atrás, es lo único que importa