La persona sufre por algo abstracto que condiciona su vida como una nube gris que le envuelve. La angustia produce un estado de ánimo y una mirada de incertidumbre. ¿Cuáles son los síntomas de la angustia?
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Señales que indican un crisis de angustia
1) Tristeza profunda
Cuando estás en este punto experimentas el malestar de la tristeza como una banda sonora habitual en tu rutina. La vida se tiñe de un tono amargo en donde experimentas en muchos momentos la percepción de una amenaza existencial que te hace ponerte a la defensiva. El miedo de una persona con angustia es el temor propio de quien cree que algo malo va a ocurrir en algún momento, pero no sabe ni dónde ni cuándo.
2) Pérdida de energía vital
Cuando experimentas angustia, tu mente y tu cuerpo se debilitan. Es decir, caminas con una mochila emocional muy pesada sobre tus hombros al cargar con la desesperanza, el pesimismo, el miedo, la rabia y la culpa. Tienes un diálogo interior centrado en lo negativo. Y esto influye en cómo te sientes, ya que los pensamientos afectan a los sentimientos y los sentimientos influyen en la acción.
La meditación es una herramienta terapéutica muy importante dentro de la psicología positiva para modificar esos pensamientos limitantes por otras ideas creativas que aportan luz a la vida, ya que al cambiar el tono de los pensamientos, también cambia la propia percepción de los sentimientos. Al igual que al aprender a poner el foco en lo concreto del presente a través del acto de introspección de meditar, muchos de los fantasmas de futuro desaparecen.
3) Estrés crónico
Convivir con la angustia es una experiencia muy estresante para quien la padece. Una persona con angustia sufre también en el trabajo. Cuando una persona no se encuentra bien consigo misma, este malestar también se proyecta en el entorno.
El afectado se siente como si estuviera fuera de sí en muchos momentos. Físicamente, en un lugar, pero con su mente en otro punto totalmente distinto. Esta disociación es efecto del ruido mental que produce la angustia mal canalizada. Sin embargo, la meditación es una disciplina que implica un trabajo consciente corporal y emocional. Por esta razón, tiene un poder medicinal para vivir de un modo integral.
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4) Cambios bruscos de humor
Eso no significa que la persona no tenga instantes en los que ríe y disfruta de una situación. Sin embargo, la inestabilidad del ánimo es el rasgo general del carácter. Por medio de la meditación y la psicología positiva, puedes aumentar tu resiliencia personal para incrementar tu gestión emocional al poner tu felicidad en aquello que depende de ti y no en las circunstancias externas.
5) Desmotivación existencial
El discurso de una persona que sufre angustia conecta con el propio vivir. Cuando te encuentras en esta situación, estás en un nivel de búsqueda de sentido de la vida y te haces preguntas al respecto. Ninguna respuesta calma tu inquietud.
Para calmar este malestar puedes canalizar tu energía emocional por medio de la meditación como una técnica de silencio mental que trasciende a las propias palabras. Además, esto te ayuda a estar y sentir en armonía con el universo.
6) Dificultades en las relaciones personales
Una persona que sufre angustia experimenta tedio para llevar a cabo planes que antes le encantaban. El entorno próximo siente que esa persona ha cambiado. Todo ello genera un conflicto de falta de entendimiento en las relaciones personales, ya que, además, a veces, la persona confía en la lectura del pensamiento.
Cree que alguien puede adivinar exactamente cómo se siente y qué necesita. Si te encuentras en esta situación, recuerda que necesitas expresarte para que los demás puedan entenderte.
Cuando una persona sufre angustia se encuentra en un nivel de profundidad existencial en el que le cuesta relajarse para charlar sobre temas más distendidos. Estos temas de conversación pueden producir una sensación de vacío en el alma. La angustia te lleva a vivir en el plano de la carencia. Te hace caminar en la debilidad de buscar certezas absolutas y darte de bruces contra la incertidumbre.
La psicología positiva y la meditación son efectivas porque te ayudan a comprender el propio mecanismo de la angustia que se alimenta de tus propios miedos. Es decir, aprendes que tú no eres tus pensamientos, rompiendo con cualquier forma de identificación.
7) Dolor anímico
La angustia produce dolor anímico. Un sufrimiento vital que aporta un toque gris a la rutina. Sin embargo, la meditación es una medicina experiencial para el alma humana que se descubre a sí misma bajo la perspectiva de una nueva luz. La luz de la conciencia.
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Meditación para aliviar la angustia
Una persona que sufre angustia está desconectada de sí misma, de su propio centro vital. Por esta razón, la meditación aporta ese equilibrio de serenidad tan importante para retomar las riendas de la vida. Porque cuando sufres angustia tienes por delante el reto de aprender a disfrutar de los detalles más sencillos como un regalo.
La angustia se convierte en una experiencia negativa a partir de la costumbre. Cuando somatizas este malestar lo has normalizado como algo cotidiano. La meditación y la psicología positiva pueden ayudarte a hacer un cambio en tu mentalidad para abrir las puertas de la serenidad y para tomarte las cosas con más distancia y menos drama por medio del control de la respiración y las técnicas de visualización.
Por tanto, para ser feliz tienes que comprenderte a ti mismo, escuchar tus sentimientos y aceptarlos para poder cambiarlos cuando son negativos. Porque nunca te sientes solo cuando comprendes que tú puedes ser tu principal apoyo. Y la meditación y la psicología positiva forman parte de este camino de transformación que te define.
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