¿Sientes que la comida controla tu vida, y que ocupa un lugar demasiado grande en tu mente?
Justo de eso nos va a hablar hoy Natalia Calvet, de Nataliacalvet.com. Nos va a ayudar a tener mejor relación con la comida, y no dejarnos llevar por malas prácticas nutricionales que nos hacen enfermear, y nos impiden ser felices.
Te dejo con ella...
Introducción
¿Sientes que todo el día estás pendiente de lo que comes o no comes? ¿Qué te tiras el día sintiéndote culpable por lo que has comido? ¿Qué parece que sólo deseas comer productos insanos y cuando lo haces te sientes fatal?Lamentablemente no estás sol@. Es un problema muy, muy, muy frecuente.
La sociedad en la que vivimos nos ha empujado a tener una relación pésima con la comida y también con nuestro cuerpo.
Y aunque algunas cosas están cambiando y cada vez hay más gente concienciada de la importancia de cuidarse, el cambio es excesivamente lento. Por lo tanto, el panorama no tiene pinta de mejorar en breve.
Tenemos que asumir que vivimos en un entorno que nos invita a destrozar nuestra salud y que cuidarse es ser un poco friki…
¡Qué le vamos a hacer! (Además de hacer todo lo posible como consumidor en tu caso y de influencer en mi caso para cambiar las cosas).
La solución está en tu mano
Asumido esto, si tienes un problema con la comida, es esencial que pongas de tu parte para solucionarlo. Seguramente, te está afectando en muchos ámbitos de tu vida y te impide vivir feliz.La solución no es ponerte a dieta. Esto solo empeora las cosas.
Si realmente quieres tener una relación sana con la comida y no comer por ansiedad, tienes que trabajar en 3 áreas distintas y muy importantes todas ellas:
• TUS HÁBITOS.
• TUS EMOCIONES.
• TU ALIMENTACIÓN.
1. La alimentación y los Hábitos
Mucha gente no se da cuenta, pero una parte muy importante de comer por ansiedad y de comer mal se ha convertido en un hábito. Los hábitos cuestan cambiarlos porque nos salen de manera automática.Para cambiar un hábito debemos primero tomar conciencia de lo que estamos haciendo, luego transformarlos y a base de repetición, repetición y más repetición conseguiremos automatizar los nuevos hábitos saludables.
2. La alimentación y la mente
Sin lugar a dudas las emociones juegan un papel crítico en este embrollo.Muchísimas veces usamos la comida como vía de escape emocional y cómo placer inmediato pero luego nos sentimos terriblemente culpables por haberlo hecho. Es un pez que se muerde la cola. Entramos en una espiral de la que es difícil salir. Es difícil pero se puede conseguir:
Disfrutar el proceso
Tenemos que cambiar el chip y aprender a disfrutar de nuestros hábitos saludables. Cuidarnos no nos debe parecer un sacrificio ni que nos estamos privando de nada. Y debemos conseguir hacerlo a pesar del entorno.
Conocernos y aceptarnos
También es importante aprender a gestionar nuestras emociones y aprender a vivirlas. Tenemos tendencia a querer huir pitando de algunas emociones que no nos gusta sentir como la tristeza o el enfado y eso solo hace que agrandarlas. Es vital vivir las emociones sin juzgarnos ni criticarnos, simplemente observando cómo evolucionan. También es vital tener alternativas saludables para gestionar estas las emociones
3. Alimentación saludable
Finalmente, lo que comes también tiene un impacto muy grande en cómo te sientes y en tu nivel de ansiedad. Los productos ultraprocesados a los que te tiras cuando te entra la ansiedad, tienen propiedades adictivas, generan más ansiedad y además alteran tus papilas gustativas haciendo que los alimentos normales no te gusten… Es importante reducir su consumo al máximo.Una alimentación basada en verduras y hortalizas, con frutas y proteínas y grasas saludables suficientes incrementa tu nivel de energía y mejora tu estado de ánimo.
Espero que te haya gustado el artículo y te inspire a ponerte manos a la obra, me encantará que me cuentes en los comentarios cómo es tu relación con la comida.