Tras la relajación inicial, céntrate de forma especial en la respiración, en la entrada y salida del aire. Haz con tu mente un círculo imaginario formado por el aire que va de tu nariz a los pulmones y de estos a la nariz… Síguelo hasta que sientas tu mente totalmente relajada.
Ahora imagina un punto de luz brillante frente a ti, a la altura del corazón. Es una luz atractiva, brillante, juguetona, siéntete cómodo ante ella…, te proporciona calidez y seguridad. Permite ahora que se mueva alrededor de tu cuerpo, que crezca, que te envuelva y que, finalmente, se integre en ti, iluminando todo tu Ser, especialmente aquellas zonas o pensamientos donde no te atreves a entrar. La luz es un regalo que te facilita la visión y te muestra que tus miedos no son reales.
Condensa ahora la luz y súbela hasta la cabeza, sintiendo que ilumina tu interior. Ve bajando poco a poco la luz, primero por la columna, después por las piernas, vuelve a subir, ahora por delante y por último repasa tus brazos. Ve examinando poco a poco tu cuerpo, tus sensaciones y sentimientos bajo la luz de la sabiduría que tienes a tu alcance.
Si percibes algún problema, siente que bajo la luz, sólo con tu mano puedes arreglarlo. Siente que acaricias la zona, o que la recolocas suavemente; puedes quitar, poner, presionar suavemente, estirar, soplar… lo que quieras, lo que sientas que te cuerpo necesita. Si llegas a alguna zona oscura o turbia, simplemente deja que la luz crezca, que emita un suave calor que disperse la niebla y entonces verás con claridad. Con los ojos cerrados tienes la capacidad de verte tal y como eres, por fuera y por dentro, por delante y por detrás; aprovéchalo.
Baja ahora la luz por tus brazos, lentamente, al llegar a las manos siente que la luz se concentra sobre las mismas, una fuerte bola de energía que va creciendo y que finalmente cubre todo tu cuerpo, proporcionando una gran sensación de bienestar y protección. La luz vuelve a tus manos y con tu imaginación la vas concentrando, tu tienes el poder. Cuando es pequeña, simplemente la atrapas entre tus manos, se integra en ti y desaparece. La luz te pertenece, es tuya. Utilízala siempre que la necesites.