Pero, para no "estresarnos" esta vez os traigo el reto de incorporar a vuestras vidas un hábito facilísimo y que quizás os parezca nimio, pero que se ha demostrado con estudios científicos que ayuda a mantener el peso corporal dentro de unos límites saludables.
¿Quieres saber cuál es?
Yo soy de las que piensa que el descanso no está reñido con la actividad y que la mejor forma de recargar pilas es seguir activo pero haciendo cosas diferentes a las habituales, por ello he querido proponeros también un reto para este mes estival aunque muchos estéis de vacaciones.
En la Escuela Feinberg de Medicina de la Universidad Northwestern de Chicago se les ocurrió estudiar si la exposición temprana diaria a la luz solar tenía alguna influencia sobre el Índice de Masa Corporal. Así, midieron mediante unos brazaletes la exposición a la luz solar por la mañana de un grupo de 54 personas en la treintena, a la par que llevaban un control sobre la cantidad de calorías ingeridas y el ejercicio físico que realizaba cada una de ellas.
La curiosa conclusión fue que las personas que solían exponerse por la mañana desde temprano a la luz solar, tenían un IMC menor que las que no lo hacían, independientemente de la edad, las calorías ingeridas y el ejercicio realizado.
¿Qué explicación se podía dar a este resultado?
Se sabe que la luz solar de la mañana tiene una mayor cantidad de "luz azul" que la de la tarde, y que es esta luz azul la encargada de regular el ciclo circadiano de nuestro cuerpo, es decir el ritmo biológico al que ocurren los cambios físicos y fisiológicos que se dan en nuestro organismo durante el día. Estos cambios influyen en funciones tan importantes como la digestión, el crecimiento, la memoria, la concentración, etc.
Cuanto antes expongamos nuestra retina a esta luz de la mañana tras despertar, antes recibirá la señal nuestro cerebro de que "estamos despiertos" y comenzarán a sucederse importantes reacciones metabólicas relacionadas muchas de ellas con el apetito, la acumulación de grasas, la regulación de la glucosa sanguínea, etc.
Además, se ha demostrado que exponerse a la luz solar desde primera hora , hace que se sincronice nuestro reloj interno con el día y la noche, de forma que mejoran nuestras rutinas de sueño y vigilia. Como ya sabrás el dormir mal o la falta de sueño desequilibran los niveles de hormonas que regulan el apetito, haciéndonos mucho más difícil controlar lo que comemos y, por lo tanto, el peso.
Quizás os parezca poca cosa pero ¿qué perdemos con adoptar el hábito de abrir las ventanas al despertar y dejar que nos saluden los primeros rayos de sol del día? A lo mejor lo encuentras de lo más normal porque, como en mi caso, siempre lo has hecho así, pero te sorprendería la cantidad de personas que se levantan sin importarles si llueve o hace sol y se encierran en una oficina donde no llega la luz del día para salir cuando ya el sol se está escondiendo y volver a una casa que permanece a oscuras... y así día tras día.
Por tanto, concretemos. Al despertar, vamos a acostumbrarnos a descorrer las cortinas y abrir las ventanas (al menos, esto último, ahora en verano) y tomarnos el primer café, té o nuestro agua con limón inundándonos de la luz del nuevo día. Esta luz, y no el estridente sonido del despertador, será la que "espabile" a tu metabolismo y haga que empiece a funcionar como debe. Un metabolismo adecuado es esencial para bajar de peso o mantenerlo en valores saludables y ésta es una forma muy sencilla de ayudarlo.
Los investigadores que hicieron el estudio del que hemos hablado concluyeron con que basta una exposición de unos 20 o 30 minutos a la luz solar entre las 8 y las 12 de la mañana para que ésta ejerza los efectos beneficiosos de los que hemos hablado. Recuerda que no se trata de tomar el sol, sino de recibir luz, así que, desde que nos levantemos, ¡fuera cortinas, persianas y estores!
Como dicen los americanos... ¡Rise and shine!
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