Mis abuelos tuvieron 8 hijos, de los cuales 6 son mujeres.
En este matriarcado, la mía mamma es la pequeña, y ya tiene más de sesenta años, así que como puedes imaginar que mis tíos y tías tienen bastante edad y bastantes achaques.
Hoy mi madre y dos de mis tías van a visitar a una cuarta, a su casa, ya que tiene bastantes problemas de movilidad. Yo aprovecho que estoy de vacaciones en mi ciudad natal para acompañarlas. ¿Cuánto tiempo hace que no veo a mi tía?
Las observo en la cocina. Cada una prepara su café con leche y sus tostadas de pan(integral): dos por cabeza, cada una del tamaño de media barra de pan, con aceite de oliva virgen extra y rodajas de un delicioso tomate.
Lo cierto es que el pan tostado con aceite huele muy bien, pero a mi yo-paleo le sale una urticaria con tanto gluten alrededor. Me siento a la mesa con mi vasito de agua y observo como la anfitriona comienza a poner pastillas sobre la mesa: la del azúcar, la de la tensión, la del colesterol…dejo de contar cuando va por cinco pastillas. Esto parece una fiesta rave.
Vuelve a sentarse, se toma las pastillas con cara de resignación, y vuelve a su bocata:
- La verdad es que no me apetece mucho – dice -. Cada vez tengo menos hambre. Me da un poco de miedo. Todas la miramos en silencio sin entender muy bien. – Me da miedo perder el apetito y enfermar.
Pienso en las pastillas que se acaba de tomar. Para mi, estar sano implica no tomar medicinas, y lo contrario, estar enfermo.
Parece como si en nuestra sociedad tener niveles altos de azúcar, colesterol y ácido úrico fuese algo normal y tomar medicamentos hasta el finde tus días, se asume como algo irremediable.
Son cosas de la edad, que el cuerpo se va desgastando con el tiempo.
- Ayer casi ni cené, lo único que me entró fue un batido y una magdalena – prosigue mí tía inapetente.
Me gustaría explicarle que no se trata de comer por comer, sino de nutrirse, que si es importante a mis treinta y pocos, es imprescindible a sus sedentarios ochenta y pocos.
Y a ti, me gustaría decirte que di un discurso épico sobre la dieta paleo, a lo brave heart, que mis tías hasta se pusieron en pie para aplaudirme, con lágrimas de emoción.
Pero no. Me mordí la lengua y conté hasta diez.
Nadie me hubiese felicitado y como mucho me hubiese llevado una patadita por debajo de la mesa.
Principalmente porque nadie me estaba pidiendo mi opinión al respecto.
Y porque por mucho que insista, no voy a hacer cambiar de opinión a una persona que cree firmemente recetas médicas, publicidad y programas de salud matinales.
Ex presentador de saber viviría, programa matinal de “salud”
Cómo explicar a alguien que no quiere escucharte, que alimentándose de forma correcta probablemente no sufriría algunas enfermedades crónicas tan “cotidianas”.
Un poco triste, miro a mi madre, que no ha querido no comer nada, simplemente porque NO tiene hambre. Que total, esa recomendación de comer 5 veces al día no le ha evitado el disgusto de engordar durante la menopausia.
Y no contenta con eso, ha hecho caso a la excéntrica de su hija, que le dijo que no solo no se iba a desmayar por hacer deporte en ayunas si no que además era más efectivo para perder grasa.
A veces es necesario cuestionarse lo establecido y escuchar las señales que te manda tu cuerpo. ¿Que te da miedo un cambio radical en tu vida y tu alimentación? Pues pasitos cortos, siempre será mejor que no dejar las cosas como hasta ahora.
No puedo evitar sonreír mientras doy otro sorbo a mi vaso de agua.
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