Recomendaciones dietéticas durante los brotes de la enfermedad de Crohn
La enfermedad de Crohn, como ya hemos mencionado, es una de las principales enfermedades inflamatorias crónicas del intestino cuya causa aún no ha sido claramente identificada. Esta enfermedad tiene un tremendo impacto en la vida cotidiana de las personas que padecen dicha condición.
Al tener que lidiar diariamente con el problema de la diarrea y el dolor abdominal, el paciente se ve en la disyuntiva de evitar una serie de alimentos, que inevitablemente conducen a un cuadro de anemia, producido por dos factores, la desnutrición y la perdida de sangre.
La esperanza de mejorar la vida de forma significativa, enfrenta a las personas que padecen cualquiera de las enfermedades inflamatorias del intestino a intentar encontrar una dieta que obre el doble milagro de calmar los síntomas por un lado y prevenir los brotes por el otro, como comprenderá, es algo bastante peliagudo y sumamente difícil de lograr.
Por lo tanto, algunos abogan por evitar las grasas, otros los productos lácteos, carne, azúcar o algunas frutas y verduras. Estos excesos de restricciones a menudo resultan en múltiples deficiencias y los pacientes no saben a quién creer o qué dieta adoptar. De hecho, en la enfermedad de Crohn, aparte de los brotes, no está estrictamente prohibido ningún tipo de comida y ninguno va a agravar la enfermedad o desencadenar un brote, pero esto solamente se da cuando entramos en remisión.
Así, durante los períodos de remisión, quienes padecen de la enfermedad de Crohn pueden soportar en mejor forma más alimentos. Sin embargo durante los brotes es otra historia, durante dichos períodos de crisis, algunos alimentos pueden ayudar a soportar los síntomas:
Comer carnes magras, pescado y huevos que son bien asimilados y contribuyen a disminuir los síntomas.
Hacer comidas más ligeras y porciones más pequeñas que de costumbre.
Cocinar las frutas y hortalizas cuyas sus fibras sean más digeribles.
Beber agua en cantidad suficiente para reponer la perdida por la diarrea.
Reducir el consumo de productos lácteos con la excepción de yogurt o queso.
Evitar los alimentos que fermentan durante la digestión como la col o las legumbres y verduras crudas o las fibras duras como puerro, nabo y rábano.
Como se puede ver, la dieta milagro que andan buscando no tiene una aplicación en forma general, cada una de las personas debe seguir su propio camino, lo que si pueden hacer todos es llevar un registro tanto de los alimentos que asimilan de forma óptima, todo lo que dicha condición lo permite, como aquellos que hacen maldecir el padecer de una enfermedad como la que los aqueja.
Sin embargo, si las intolerancias alimentarias se multiplican y se extienden, lo mejor es consultar a un nutricionista para evitar que las deficiencias de alimentos aumentan a niveles que empeoren la vida.