La migraña es mucho más que un dolor de cabeza. Está considerado un desorden neurológico crónico que, además de manifestarse como un dolor intenso de cabeza, puede ir acompañado de vómitos, intolerancia a la luz y al sonido, etc. y suele durar desde horas hasta tres días.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) la clasifica como la octava enfermedad más discapacitante y, según datos de la Asociación Española de Migraña y Cefalea (AEMICE), afecta al 12-15% de la población, sobre todo mujeres y en edades de entre 18 y 44 años.
Estrés, malos patrones de sueño o cambios hormonales son algunos de los factores que pueden influir en la aparición de migraña. También se sabe que suele ser hereditaria: se considera que el 90% de las personas que padecen migraña tienen antecedentes familiares. Pero los genes y los factores descritos no son los únicos.
Aunque no se ha demostrado que ciertos alimentos desencadenen migraña, sí se ha podido comprobar que efectuar ciertos cambios dietéticos puede ayudar a gestionar los síntomas de la migraña.
Se cree que las bacterias intestinales desempeñan su papel: el cerebro y el tracto gastrointestinal están vinculados a través de varias vías cerebrales, endocrinas e inmunes. Alteraciones en la microbiota intestinal pueden derivar en una respuesta inflamatoria que, a su vez, puede resultar en la aparición de migraña.
Algunos desencadenantes comunes de los alimentos son:
Una forma sencilla de ver los factores desencadenantes es llevar un registro diario detallado de todo lo que comemos y observar cuándo aparece migraña. Mirar de cerca los alimentos ingeridos las últimas 24 horas (algunos desencadenantes causan síntomas de inmediato, otros lo hacen unas horas más tarde).
Una vez identificados, debemos tener cuidado en eliminarlos de nuestra alimentación porque la dieta que quedaría podría ser muy limitada. Es importante consultar con el médico especialista para que nos ayude a planificar la opción óptima.
La migraña no se cura, pero un tratamiento adecuado puede aligerar el dolor y prevenir su aparición. La prevención es, por tanto, clave y los alimentos que pueden ayudarnos a llevar una vida más saludable son, según las recomendaciones de las Guías Alimentarias estadounidenses (DGA):
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Original:¿Puede la alimentación desencadenar la migraña?