Aunque en invierno son menos las horas de luz solar a las que estamos expuestos, llevemos más ropa que nos cubre y los rayos solares no inciden de una forma tan directa como sucede en verano, la radiación UVA y UVB sigue estando muy presente, por lo que si queremos que nuestra piel goce de una buena salud y protegerla del envejecimiento prematuro, del cáncer o de las antiestéticas manchas, nuestra piel no debería salir al exterior sin un buen fotoprotector solar.
¿Qué ocurre en nuestra piel si practicamos deportes de alta montaña?
Si hay un lugar, donde un fotoprotector solar se vuelve indispensable es precisamente en la montaña. Aunque la radiación solar nos afecta estemos donde estemos, a medida que subimos en altitud, ésta va aumentando y multiplicándose sus efectos nocivos de una forma considerable.
Os dejamos un dato muy significativo que hay que tener en cuenta: se estima que por cada 1.000 metros que ascendemos, aumenta la intensidad de la radiación solar en un 15%. Por cada 300 metros, un 4% aproximadamente.
En la montaña por cada 1000m que ascendemos, la intensidad de la radiación solar aumenta un 15%
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Precisamente es en la alta montaña, indiferentemente de que sea verano o en invierno, donde nuestra piel puede sufrir lesiones muy severas. Aunque no nos demos cuenta, la radiación UVB va dañando el ADN de las células cutáneas, dando pie a quemaduras, favoreciendo el cáncer de piel y en el mejor de los casos produciendo un envejecemiento acelerado de la piel.
Si además somos practicantes de deportes de invierno como el esquí, snowboarding, raquetas de nieve, alpinismo, escalada en hielo, entre otros, debemos saber que la nieve refleja la radiación ultravioleta cinco veces más que la arena de la playa, por lo que el daño que puede sufrir nuestra piel es muy superior y mucho más serio.
En comparación para que podáis apreciar bien esta diferencia, los rayos ultravioletas reflejados en la nieve se intensifican un 80%, frente al 10% sobre la hierba o al 25% de la arena.
Además las bajas temperaturas que encontramos en alta montaña, el viento y el aire seco también afectan a nuestra piel resecándola y favoreciendo a su deshidratación, algo que sufren más las pieles sensibles y secas.
Otro factor importante a tener en cuenta es que en la montaña, solamente el 10% de la radiación es filtrado por las nubes, lo que favorece a creer que en días nublados estamos más protegidos. Esta es una falsa creencia, precisamente en los días nublados, en los que se baja más la guardia, es cuando se producen más lesiones inesperadas.
Dicho esto, podemos afirmar que los peligros del sol están más presentes en la montaña que en la playa o la piscina. Se estima que el daño solar que sufre nuestra piel en una semana de esquí, equivale al que sufriríamos durante tres meses en invierno en la playa. Por ello, debemos ser muy rigurosos con la protección solar en invierno y aún más si practicamos deportes de montaña.
El sol es más peligroso en alta montaña, que en la playa o la piscina.
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Consejos para una correcta protección solar en montaña
Debemos elegir un fotoprotector acorde a nuestra piel que no esté por debajo de un FPS30, aunque os recomendaríamos que para realizar actividades en alta montaña, éste fuera un poco más alto de lo habitual y que no baje FPS50.
Aplicar el fotoprotector al menos 30 minutos antes de iniciar la actividad, sin olvidarnos de zonas sensibles como pueden ser labios, nariz y orejas. No te olvides tampoco del cuello y las manos.
Hoy en día existen numerosos fotoprotectores especificamente indicados para deportistas que son resistentes al agua y tienen un formato más fluído y más cómodos de llevar en la mochila o incluso colgados del cuello.
Aunque lleves gafas de sol (que han de tener el filtro adecuado), la piel del contorno del ojo es extremadamente frágil. Recuerda que el sol se refleja en la nieve cegándonos y obligándonos a cerrar los ojos, así que además de llevar siempre las gafas de sol, cuando vuelvas a casa utiliza un contorno de ojos que hidrate bien toda la zona del contorno del ojo y evite la aparición de esas pequeñas arrugas.
Aplicar de nuevo el fotoprotector cada dos horas, mientras dure la actividad. La frecuencia de aplicación está también condicionada por varios factores- Por ejemplo, si nos mojamos o sudamos, es un factor que acelera la pérdida del fotoprotector, por lo que se debe reponer más frecuenteme
También puedes consultar el índice de radiacion solar previsto para la jornada y tener en cuenta que será mayor en altura y en nieve. Lo puedes encontrar en la web de la Agencia Estatal de Meteorología:
http://www.aemet.es/es/eltiempo/prediccion/radiacionuv
Los fotoprotectores solares que te recomendamos para tus actividades de alta montaña
Nuestra recomendación son tres fotoprotectores solares, de alta protección garantizada y con un formato pequeño que puedes llevar a cualquier parte.
Isdin Combi es un fotoprotector perfecto para llevar en tus salidas al aire libre tanto en verano como en invierno.
Ofrece doble protección: corporal y labial en un práctico envase que puedes llevar a cualquier sitio sin darte cuenta.
Combina Fotoprotector ISDIN Gel Cream 50+ con un Protector labial ISDIN SPF 40 en un único envase.
Evita la deshidratación de los labios causada por el sol, el viento o el frío.
El fotoprotector de Avène en stick SPF50 ofrece una muy alta protección para las pieles sensibles.
Zonas sensibles localizadas (orejas, nariz, labios, manchas…) y cicatrices.
Muy resistente al agua. Muy amplia protección UVB-UVA. Fotoestable.
Isdin Spot Prevent SPF100 ofrece protección diaria para la piel altamente fotosensible. Ayuda a prevenir alteraciones de pigmentación debidas al sol.
Protección diaria para la piel altamente fotosensible. Ayuda a prevenir alteraciones de pigmentación debidas
al sol.
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