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Pensamientos Intrusivos ¿Qué son?
Técnicas de abordaje: cognitiva-conductual, mindfulness y neurofeedback
¿Por qué se producen estas obsesiones?
Tipos de pensamientos intrusivos
Estrategias para gestionar pensamientos intrusivos
Cuándo consultar a un profesional
Pensamientos Intrusivos ¿Qué son?
Nuestra mente puede convertirse en un desafío, ya que pensamientos incontrolables afectan negativamente nuestra salud mental.
Estos pensamientos, conocidos como pensamientos intrusivos, están vinculados al Trastorno Obsesivo Compulsivo.
Originados en obsesiones repetitivas, estos pensamientos inútiles y desagradables pueden convertirse en el foco central, alejándonos de la realidad circundante generando ansiedad y dificultando la concentración.
Tratamientos como la técnica cognitiva-conductual, el Mindfulness y el Neurofeedback se emplean para abordarlos.
Técnicas de abordaje: cognitiva-conductual, mindfulness y neurofeedback
La técnica cognitiva-conductual, el Mindfulness y el Neurofeedback son abordajes terapéuticos empleados para tratar los pensamientos intrusivos.
Estos métodos buscan modificar patrones de pensamiento disfuncionales y promover la conciencia plena para contrarrestar la influencia negativa de estos pensamientos en la vida diaria.
¿Por qué se producen estas obsesiones?
Las obsesiones surgen porque tendemos a ilusionarnos con tener un control absoluto sobre ellas. Esta ilusión se desvanece al enfrentarnos a circunstancias incontrolables, como enfermedades o el comportamiento de otros.
Los pensamientos obsesivos también pueden surgir al tomar decisiones, llevándonos a caer en la trampa de la obsesión inmovilizadora. A veces, la incapacidad para decidir se convierte en una decisión en sí misma.
Dado que la certeza es difícil de alcanzar, se recomienda tomarse el tiempo necesario para evaluar las opciones antes de decidir, asumiendo la posibilidad de equivocarse y aprendiendo a renunciar a caminos no elegidos.
Tipos de pensamientos intrusivos
La clave radica en enfocarse en sus características.Estos pensamientos negativos se caracterizan por su naturaleza repetitiva y perturbadora, arraigándose en la mente incluso cuando se intenta evitar su presencia.
Además, son no deseados e involuntarios; el deseo de evitar su reaparición no logra frenar su constante regreso, perturbando la calma de manera frecuente.
En cuanto a los tipos de pensamientos intrusivos, la psicología los clasifica en varias categorías desagradables:
Pensamientos y preocupaciones triviales: son pensamientos sobre preocupaciones cotidianas como el hecho de preguntarnos si hemos desenchufado la plancha, apagado la luz o habernos dejado las llaves.
Pensamientos obsesivos intrusivos violentos: relacionados con la idea de causar daño a otros o a uno mismo, sin motivo aparente.
Pensamientos perturbadores sexuales: involucran fantasías y deseos eróticos, generando conflictos especialmente en quienes los consideran moralmente reprochables.
Pensamientos intrusivos religiosos: abordan dilemas vinculados con la moral religiosa practicada.
Pensamientos obsesivos de muerte: involucran eventos o imágenes catastróficas relacionadas con la muerte, como la pérdida de seres queridos o accidentes mortales que pueden afectar a la persona o a quienes le rodean.
Reconocer su naturaleza repetitiva y perturbadora es esencial para abordarlos adecuadamente.
Estrategias para gestionar pensamientos intrusivos
Los pensamientos obsesivos actúan como un síntoma que nos alerta sobre algo subyacente. Un paso crucial es indagar en su origen, ya sea en solitario o con la ayuda de un profesional, para comprender por qué persisten y abordar la raíz del problema.De no hacerlo, la causa subyacente continuará impulsando estos pensamientos intrusivos, y gradualmente nos veremos sumidos en la espiral del estrés. Es esencial ir más allá de los síntomas inmediatos y explorar las causas que explican este fenómeno.
Además, podemos emplear tácticas específicas para gestionar los pensamientos intrusivos y minimizar su impacto en nuestras vidas:
Desvincular pensamientos: Reconocer y aceptar que no somos nuestros pensamientos, permitiéndonos seleccionar lo que nos interesa y decidimos retener. Luchar contra ellos resulta ineficaz; es más beneficioso indagar en su origen y decidir conscientemente si vale la pena centrarse en ellos.
Practicar ejercicios de concentración: Entrenar la mente con técnicas como la meditación, yoga o Mindfulness proporciona autocontrol sobre los pensamientos, permitiendo desviar la atención cuando surgen pensamientos recurrentes.
Realizar ejercicio físico regularmente: Liberar la energía acumulada en el cuerpo facilita el control de los pensamientos. La práctica diaria de ejercicio físico contribuye a mantener una mente clara y relajada, reduciendo la intensidad de los pensamientos intrusivos.
Dedicación diaria a reflexionar sobre el pensamiento perturbador: Si un pensamiento persiste, dedicar 15 minutos diarios, siempre en el mismo momento y lugar, para reflexionar exclusivamente sobre él puede ayudar a ganar perspectiva. Sin embargo, una vez suene la alarma, se debe evitar volver a pensar en el tema hasta el día siguiente.
Limitar la discusión frecuente de pensamientos recurrentes: Buscar constantemente tranquilidad o la opinión de los demás puede proporcionar alivio temporal, pero también refuerza el problema y puede generar una sensación de incapacidad para resolverlo. Evitar la dependencia interpersonal y los sentimientos de baja autoestima es clave.
Cuándo consultar a un profesional
Si los pensamientos intrusivos se convierten en un círculo obsesivo que afecta la calidad de vida y la capacidad de llevar a cabo actividades diarias, buscar la ayuda de un profesional es crucial.
Un terapeuta capacitado puede explorar las causas subyacentes, proporcionar herramientas y guiar hacia patrones de pensamiento más saludables y efectivos. En última instancia, gestionar los pensamientos intrusivos implica un esfuerzo continuo y la voluntad de enfrentar la raíz de estos pensamientos para recuperar el control sobre la mente.
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