Una actitud donde el optimismo sea protagonista no te convertirá en el más rápido, el más inteligente o el más fuerte, tampoco eliminará todos tus problemas. Pero si te permitirá aprovechar al máximo tu potencial y obtener una vida plena y de felicidad.
El optimismo es una cuestión de filosofía de vida, de forma de encararla, en definitiva es una decisión personal que de ser aceptada se consigue a base de repetirse diariamente ante cualquier experiencia vital.
En consulta a menudo trabajamos sobre la necesidad de tener optimismo ante las situaciones y reveses de la vida, estoy tan cansada de la comparación de la actitud optimista con falta de realismo o de “pies en la tierra”, ¡no hay que ver la vida horrible y oscura para ser realista! ¿A caso ser realista es ver la vida como si fuera Mordor?.
Las personas que llevan por bandera el optimismo no son menos realistas que las pesimistas, simplemente sufren menos con la opción que han decidido para enfocar sus vidas, ser optimista no significa no ser consciente de los problemas, o no tenerlos, ¡que aburrida seria una vida sin problemas!.
Ver la vida con optimismo significa encarar los problemas con la convicción de que pueden resolverse, significa no dar a las cosas más importancia de la que realmente tienen, significa no darse por vencido antes de intentarlo, significa ver siempre una luz, por muy pequeña que sea, que te indica que hay una solución posible y una salida a ese túnel de oscuridad que a veces te inunda completamente.
Como ves el optimismo es algo maravilloso, pero difícil, muy difícil diría yo.
Es verdad que hay personas que tienen un carácter más optimista que otras, pero comunicar optimismo es, ante todo, una actitud que, además, resulta muy contagiosa.
Mi misión, la misión de Deemocionesymas es conseguir que pongas de tu parte para desarrollar esta forma de ver la vida, por eso hoy quiero darte 4 claves para empezar el camino hacia el optimismo:
1. Recuerda tus momentos mágicos
Tendemos a revivir una y otra vez en nuestra mente situaciones desagradables, focos de estrés, cargas negativas que se repite una y otra vez en nuestra cabeza como una mala canción, ver lo positivo en cambio es tremendamente complicado, no estamos acostumbrados porque se supone que las cosas positivas son “lo normal”.
No estamos acostumbrados a agradecerle a la vida o a nosotros mismos las cosas buenas que nos pasan a no ser que sean cosas grandiosas como que nos toque la lotería.
No estamos acostumbrados a agradecer sonrisas, gestos amables, momentos divertidos, atenciones… con esto no quiero decir que nos pasemos el día dando las gracias, no se trata de eso, tan solo se trata de ser conscientes de estos detalles, disfrutar y llenarnos de ellos.
Te planteo tres ejercicios para hacerte consciente de esos momentos mágicos:
Empieza tu día con un recuerdo positivo: cuando empezamos el día de forma agradable hasta nuestro gesto se vuelve amable y con ello todo va rodado, al transmitir “buen royo” a los demás, los demás nos devuelven esa misma actitud, es como una pescadilla que se muerde la cola pero en signo positivo. Pruébalo y me cuentas.
Todos los días tienen algún momento mágico: al terminar la jornada revive mentalmente los buenos momentos que has tenido en el día, atesóralos en tu memoria para cargarte de energía positiva, vete a la cama con pensamientos agradables y así descansarás mucho mejor, es una forma de no llevarte problemas a la cama, un ejercicio realmente útil para desconectar.
En una circunstancia difícil intenta recordar situaciones difíciles que superaste anteriormente, llénate de fuerza para enfrentarte a este nuevo reto pensando en cómo en otras ocasiones tu fortaleza te llevó a superar esa situación. 2. Da la vuelta a las cosas
A veces ver lo positivo de las cosas cuesta una eternidad, piensa que todo absolutamente todo lo que nos ocurre tiene una parte positiva, por muy pequeña que sea, a veces ínfima, pero estar está.
¡Búscala! Busca esa cara positiva de todas las experiencias que vives y no te quedes estancado en lo negativo, tomate tu tiempo si es necesario, madura esa cara positiva que buscas y cuando creas firmemente en ella agárrala y no la sueltes.
Piensa que ese argumento positivo, por muy pequeño que sea, va a ser el impulso que te haga avanzar en tu situación, tomar una actitud más activa que te aleje de ese halo de malestar que te rodea y que te de la motivación para avanzar.
Te dejo un genial punto de inicio
3. Cárgate de energía positiva
Si sabes que cosas son las que te hacen sentir bien, hazlas tanto como puedas, quizá sea el deporte, la música una buena película, el caso es que si te aporta bienestar la uses en tu beneficio.
También puedes identificar a aquellas personas de tu alrededor que más te cargan las pilas e intensificar la relación con ellas. Contágiate de su optimismo y no dudes en alejarte de las personas tóxicas que te absorben esa energía.
4. Deshazte d la energía negativa
Antes de comunicarte con los demás, despréndete de resentimientos, enfados y conflictos. Si los llevas dentro, los contagiarás a aquellos con los que te relacionas.
Revisa tu comunicación para descargarla de quejas, reproches y frases en negativo. Soluciona primero tus pequeños conflictos interiores para impedir que contaminen tu comunicación con los demás.
5. Toma tus propias decisiones y no vivas por las de otros
No todas las personas piensan como tú, especialmente tus amigos o familiares. Por tanto pueden fallar al intentar comprenderte, entrometerse en tu vida y brindarte consejos desde su perspectiva… consejos que en ocasiones van en contra de tus reglas y principios, aléjate de los “tu lo que tienes que hacer es…”. Vive acorde a tu mentalidad, no a la de otros.
6.Combina tu nuevo hábito con otro nuevo hábito físico saludable
Combinando estos factores mentales con tus factores físicos y psicológicos mejorarás tu salud, tu apariencia, tus habilidades, capacidades… etc.
No sólo seas optimista porque si, sé optimista para mejorarte y redefinirte a ti mismo. Completa esta nueva versión de ti con otros hábitos saludables, tu cuerpo y tu mente te lo agradecerán.
¿Cómo lo ves? Siendo realista es un trabajo complicado el que te planteo hoy, pero te aseguro que solo es cuestión de trabajar conscientemente en ello. Ensayar, ensayar y ensayar diariamente para que consigas interiorizar esta actitud ante la vida, te aseguro que merece la pena intentarlo. Te aseguro que un estilo de vida optimista no es algo utópico.
¿Esto quiere decir que no le demos cabida a la tristeza y al malestar? NOO en absoluto, las emociones negativas son tan necesarias como las positivas, y los momentos de conflicto y malestar son el pan nuestro de cada día, la diferencia encarándolo de forma optimista es que el malestar y la emoción negativa será menos dañino, no se enquistará en ti y te repondrás mucho antes.
En la vida tenemos que optimizar el tiempo, es demasiado corta como para pasárnosla sufriendo más tiempo del estrictamente necesario, ser optimista es precisamente eso, otorgarle al malestar el tiempo estrictamente necesario.
Después de todo lo que te he contado, ¿Te apetece subirte al carro del optimismo?
Un beso grande emocionadillo.
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