El título de hoy, viene de una de las citas de James Dean «No puedo cambiar la dirección del viento, pero sí ajustar mis velas para llegar siempre a mi destino».
Hay cosas que suceden y otras que hacemos que sucedan. Salimos a navegar marcándonos una ruta y la dirección del viento cambia pero, ¿qué haces? ¿Te dejas llevar? ¿Esperas que el viento vuelva a cambiar de dirección? ¿Te cruzas de brazos y asumes el nuevo destino?
¿Sabes la cantidad de veces que tendrás que ajustar la velas en tu destino? ¿La cantidad de veces que arreciarán tormentas o que el viento querrá llevarte a donde tú no quieres ir? Pero el barco es tuyo, lo tienes que llevar tú, debe seguir tus órdenes, tú eres el que le diriges y no tienes que permitirle que te lleve donde él quiera. Tú eres el que manda, tú tienes que marcar el destino y controlar el timón y las velas.
Ponte un ejemplo con el deporte. Tú quieres evitar que entren tiros a tu canasta, quieres seguir la estrategia con tu equipo, quieres encestar, quieres ganar pero, ¿cuántas veces el equipo contrario te sorprende? ¿Cuántas veces ves obstáculos en tu ataque? ¿Cuántas veces se rompe la trayectoria de tu tiro a canasta? ¿Cuántas veces ni siquiera puedes tirar? ¿Cuántas veces, ese fuerte viento (el equipo contrario), no te deja dar un paso y seguir tu camino, te impide llegar a su campo, te cambia tu destino?
Ya sé lo que me estás respondiendo y por eso en cualquier situación, en el velero, en el deporte, en el trabajo, en la vida, debes estar preparado siempre para seguir luchando por tu objetivo, por tu destino, por evitar que ese viento inesperado, esa tormenta, acabe contigo y con tus ilusiones.
Como te decía antes, el viento, las tormentas, los rayos y las centellas, estarán ahí, vendrán cuando menos lo esperes, por eso cuanto mejor estés preparado, cuanto más en forma estés, cuanto más confíes en ti mismo, cuanto más constante seas, cuanta más positiva sea tu actitud, mejor ajustarás las velas, mejor dirigirás el tiro y más canastas meterás.
Hay muchas cosas que suceden, sí, claro que sí, pero las podemos redirigir, hacer que sucedan pero como nosotros queremos, cambiarlas, adaptarlas, corregirlas, mejorarlas.
No tengas miedo, lánzate a la vida y si no puedes cambiar la dirección del viento, ajusta las velas para llegar a tu destino.