Si tomamos menos calorías de las que gastamos ⇒ perdemos peso
Hasta aquí nada nuevo pero, cómo sabemos cuántas calorías estamos ingiriendo realmente? Podemos leer las etiquetas de los alimentos y/o consultar bases de datos. Podemos incluso descargarnos alguna app que lo haga por nosotros, pero de dónde salen esas cantidades?
El contenido de calorías de los alimentos se calcula a través del sistema Atwater. Este sistema fue desarrollado a finales del siglo XIX.
Atwater calculó la energía aportada por varios alimentos quemando pequeñas muestras de los mismos en condiciones controladas y midiendo la energía emanada de esa combustión en forma de calor. Para estimar la proporción de esta energía bruta que podía usar el cuerpo calculó además la cantidad de energía que se perdía a través de las heces y de la orina, restando estas pérdidas al resultado final.
Como resultado de esta investigación se estableció un valor calórico aproximado para cada grupo de macronutrientes:
El problema de este sistema es que no se tienen en cuenta una serie de factores, como por ejemplo que el cuerpo humano no incinera la comida, la digiere… pero además:
Al masticar la comida estamos consumiendo energía, cuanto más duro sea el alimento más gasto calórico habrá durante el proceso digestivo
El proceso de digestión en sí mismo también implica un gasto energético, al digerir esa comida estamos gastando calorías
Hay alimentos como la fibra dietética que no podemos digerir y que pasa directamente al tracto intestinal. Deberíamos por tanto descontar esas calorías que sí están sumadas en la etiqueta junto a los hidratos de carbono
Tampoco todos los organismos son iguales, cada uno tiene su propia macrobiota y de esto dependerá que se absorba mayor o menor cantidad de alimento
El cocinado de los alimentos hace que estos sean más fáciles de digerir, se facilita la extracción de los nutrientes y por tanto se aprovecha mejor la energía que aportan, lo que significa más aporte calórico
Con esto podemos concluir que aunque este método sea el que se sigue utilizando actualmente, es meramente orientativo. Cuando leemos la etiqueta de un alimento el valor calórico del mismo puede presentar una variación aproximada del 25% por encima o por debajo del valor energético indicado.
Estas diferencias que pueden ser relativamente pequeñas pueden suponer una diferencia importante – solo 20 Kcal diarias más de lo necesario pueden añadir a nuestro cuerpo aproximadamente un kilo de grasa en un año.
En resumen, preocúpate de la CALIDAD de lo que comes y no tanto de la cantidad. Si comes bien tu cuerpo te dirá cuando y cuanto debes comer, regulará su apetito y tus antojos desaparecerán, ya que lograrás recuperar tu equilibrio hormonal.