Mucho se oye hablar sobre los tratamientos de ácido hialurónico como remedio para combatir el dolor en articulaciones, especialmente en la rodilla, para deportistas y para aquellas personas que sufren artrosis y artritis. ¿Pero cómo actúa realmente este componente sobre estas enfermedades? En este artículo, y con esta infografía, vamos a intentar explicarlo.
¿Qué es el ácido hialurónico?
El ácido hialurónico es un componente que se encuentra de forma natural en nuestro organismo; concretamente, el cuerpo humano contiene 15 gramos repartidos entre nuestra piel y en el líquido sinovial de las articulaciones, donde actúa como lubricante y amortiguador al realizar movimientos como correr o saltar.
El ácido hialurónico y la artrosis
Y respecto a su tratamiento y contrariamente a lo que el público general puede pensar, la medicina moderna cuenta ya con una amplia experiencia con el ácido hialurónico y no solamente en materia de cirugía estética y cosmética. Los estudios y análisis que se han llevado a cabo durante los últimos años parecen coincidir en que este componente presenta varios beneficios para las articulaciones:
- Es un compuesto que nutre y ayuda a evitar posibles colisiones (actúa como cojín).
- Lubrica la articulación y facilita los movimientos
- Reduce el dolor articular
- Mejora el rendimiento y evita la perdida degenerativa de masa muscular
El ácido hialurónico inyectado ha demostrado ser en la actualidad el único tratamiento que verdaderamente ha conseguido mejoras para los pacientes y de forma casi inmediata. Si bien es cierto, la mejora no es permanente, sino que al cabo de doce meses es necesario realizar una nueva valoración sobre tu tratamiento.
El ácido hialurónico y la artritis
Con la artritis se produce desgaste óseo y articular especialmente en casos de avanzada edad, de sobrepeso y de alta de actividad física. La artritis, debido a la reducida presencia de ácido hialurónico, también inflama los tejidos de las articulaciones y limita la libertad de movimientos, lo que causa dolor.
Ante estas molestias, las infiltraciones de ácido hialurónico frenan los síntomas de esta enfermedad en rodillas, ligamentos y menisco y restaura las propiedades viscoelásticas de líquido sinovial, a la vez que desaparece la inflamación y desaparece la fricción.
El ácido hialurónico no cura la artrosis y no restaura el cartílago dañado, pero mejora la lubricación de la rodilla y su capacidad de amortiguación. Por tanto, debe seguir manteniéndose un control sobre el peso, llevar una alimentación adecuada y no someterse a actividad física agresiva. Esta será la mejor combinación para mitigar, e incluso hacer desaparecer, el dolor en las articulaciones que impide al corredor desempeñar su actividad con normalidad.