Cuando llega la primavera muchas personas sufren los síntomas de la alergia, tales como congestión, goteo nasal, irritación de ojos y estornudos. La alergia primaveral también es conocida como fiebre del heno, un término obsoleto para designar la rinitis alérgica típica de esta estación del año.
El origen de este término se remonta al año 1819, momento en el cual el médico inglés John Bostock presentó un informe a la Sociedad Médica y Quirúrgica donde describía los síntomas que experimentaba cuando llegaba la primavera. En aquel entonces Bostock lo denominó “catarro estival”, aunque muchos pensaban que esos síntomas aparecían como consecuencia del “efluvio del heno nuevo”.
En el año 1859, el británico Charles Blackley consiguió determinar de manera experimental que la causa era el polen, ya que había padecido algunos síntomas tras oler un manojo de hierbas. Sin embargo, también creyó que el polen presentaba alguna toxina.
¿Por qué se ha producido el aumento de las alergias?
A pesar de que en el siglo X el médico persa Al-Razi describió por primera vez lo que en la actualidad se conoce como alergia primaveral, los casos de personas que padecen algún tipo de alergia han aumentado de manera trascendental en las últimas décadas del siglo XX.
Según apuntan los expertos, la polución urbana puede ser uno de los factores que han provocado este crecimiento, ya que empeora los síntomas de las alergias. Sin embargo, cada vez toma más relevancia la hipótesis de la higiene, la cual señala que el sistema inmunológico de los niños que mantienen un escaso contacto con los alérgenos y los microbios ambientales no madura de la forma correcta, por lo que es muy probable que reaccione inadecuadamente contra los antígenos.
¿Qué puedo hacer para disminuir los síntomas de la alergia?
Por suerte, en la actualidad se encuentran a la venta pastillas para la alergia que ayudan a las personas que la padecen a controlar sus síntomas, aunque estas también puede seguir una serie de recomendaciones, como por ejemplo no tender la ropa en el exterior, ya que en ella se puede acumular el polen.
Por otro lado, la Fundación de Estados Unidos para el Asma y la Alergia aconseja a los alérgicos ducharse justo antes de irse a dormir, ya que a lo largo del día el polen puede pegarse al pelo y a la piel. Con esta simple acción se consigue evitar que los síntomas de la alergia aparezcan al no llevar a la cama toda esa carga de polen, por lo que el individuo podrá conciliar el sueño fácilmente.
El polen más alergénico es el de los árboles o hierbas
A pesar de lo que muchos creen, el polen más alergénico no es el de las flores ornamentales, ya que el que estas contienen no se dispersa por el aire al tener un mayor tamaño. El polen de los árboles o hierbas, especialmente las gramíneas, es el principal causante de las alergias primaverales.
Las especies responsables pueden variar de un lugar a otro, aunque entre ellas destacan árboles como los cedros, los pinos, los olivos, las encinas, los robles, los fresnos y los castaños, y plantas herbáceas como la artemisa, la ortiga, la ambrosía y la parietaria.