Para empezar es necesario que sepas que la vitamina D es un elemento liposoluble, lo que quiere decir que disuelve la grasa y puede mantenerse en nuestro organismo por mucho tiempo.
Principalmente los mayores portadores de la vitamina D es el colesterol y el sol. Es decir, está combinación hace que produzcas la hormona una vez tu piel está expuesta a la luminosidad.
Ahora bien, lo que tu organismo y la energía solar pueden producir es insuficiente, por ello es que se recomienda consumir vitamina D a través de alimentos de origen animal, como pescados grasos y yemas de huevo; y origen vegetal: los hongos.
La vitamina D sí importa, especialmente la producida por nuestra piel, pues se almacena en el tejido adiposo y en el músculo para cubrir las necesidades en épocas del año donde no hay exposición al sol.
Esta vitamina que se comporta como hormona en nuestro organismo, es la única sustancia conocida que estimula la absorción de calcio y fósforo de los alimentos en el intestino delgado y la reabsorción en nuestros riñones. Además, estimula la diferenciación de las células óseas formadoras de hueso llamadas osteoblastos, dato importantísimo para personas de la tercera edad.
La actividad de la vitamina D en el sistema endocrino hace que tenga gran importancia en la salud, especialmente durante el embarazo pero también en aquellas personas que buscan bajar de peso.
Incorpora a tu dieta alimentos que contengan esta vitamina, realiza ejercicios al aire libre y disfruta de la vida. La vitamina D sí importa.
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