Resulta que hace unos dÍas, navegando en una red social conocida, me topé de nuevo caecaeara a cara con la polémica. No se trataba más que una foto de una jovencita plantada al lado del maniquí de una tienda de moda con una parrafada anexa larguísima que, os confesaré, no fui capaz de leerme entera. Y es que era una queja contra el sistema que ocupaba más que la propia foto. Y... por qué? Pues seguro que ya os lo imagináis: porque, gastando la muchacha una talla 36 (la cual decía que era normalita), el maniquí tenía menos de la mitad de su pierna. En definitiva, un palito con pantalones. Y la chiquilla venga a quejarse de que por culpa de ese tipo de maniquíes se extiende el estereotipo de que tenemos que estar delgadas para gustar, que la ropa la hacen para chicas que no comen, etc.
Una vez puestos en el tema os expresaré lo que yo pienso, no sin antes recordaros que no me gustan las polémicas y menos aún discutir por diferencia de opiniones, que por muy absurdas que nos parezcan hay que respetarlas que son solo eso, puntos de vista distintos al nuestro.
Bien, para empezar, los maniquíes tienen la simple función de "sujetar" la ropa, no de mostrarnos cómo nos debe sentar.
Yo NUNCA me he preocupado por eso, yo cuando miro a un escaparate veo ropa, no figuras que me impongan cómo debo estar físicamente, que yo también pesé más de la cuenta y cambié de talla más veces de las que quisiera admitir.
Y, por favor, qué tendrá que ver eso con la sexualidad? Cómo que gustamos solo estando delgadas? Para gustar y atraer a a otra persona nos basta con ser nosotros mismos y gustarnos, que al fin y al cabo es muy poca cosa, pero en ocasiones difícil de conseguir. Si nos vestimos con nuestra sonrisa, dará igual la talla que gastemos. La seducción está en nosotros, no solamente en nuestro vestuario. Claro que se puede atraer con una ropa bonita y bien arreglada, pero se hace mucho más con nuestra personalidad que con los "trapos" que nos pongamos. Somos únicos, ya es hora de demostrarlo :)