Muchos pueblos a lo largo de la historia han considerado esta fruta como símbolo de fecundidad, amor y prosperidad. El granado es un árbol procedente de Asia, de la zona que abarca de Irán a India, que desde la antigüedad ha sido cultivado en toda la cuenca mediterránea. Era muy apreciado en las zonas desérticas ya que al tener la corteza seca y leñosa el interior permanecía en buen estado durante bastante tiempo.
Su cultivo aparece representado en relieves del antiguo Egipto, donde algunas personas eran enterradas con granadas en su tumba; otras civilizaciones lo utilizaron también como planta ornamental en jardines y palacios. Aparece también en la mitología griega relacionada con el amor y la belleza (formaba parte del tocado de las novias) y fue llevada a Roma por los fenicios. A España llegó a través de los bereberes; la ciudad de Granada toma su nombre de esta fruta, dándonos una idea de la importancia que tenía en la cultura islámica de la época. Forma parte de la iconografía cristina, está presente en muchas obras de arte religiosas, en los estampados de las vestiduras papales y aparece varias veces en la Biblia. También García Lorca, Juan Ramón Jiménez o Shakespeare la mencionan en sus obras.
Es un superalimento con una acción muy positiva sobre nuestra salud y que tiene muchas propiedades, vamos a ir viéndolas.
Propiedades nutricionales y medicinales
Es una fruta cuyo contenido en agua supera el 80% de su peso, que está formada principalmente por carbohidratos, azúcares de rápida absorción, aunque en menor medida que otras frutas.
Su aporte en fibra depende de si se toma la fruta en grano, en este caso será alto y menor si lo tomamos en zumo, aunque entonces será beneficioso en caso de daños en la mucosa intestinal o digestiva.
Contiene potasio, necesario para el buen funcionamiento del sistema nervioso y muscular y para mantener el equilibrio hidráulico celular. También es muy diurética, por su relación sodio/potasio, de ahí que la granada sea muy recomendable en dietas para la retención de líquidos, de adelgazamiento, cuando hay algún problema renal, artritis, ácido úrico o hipertensión.
Es rica en Vitamina C que nos ayuda a aumentar nuestras defensas y es imprescindible para el buen mantenimiento de cartílagos y la formación de colágeno. También contiene Vitamina A de acción muy positiva sobre tejidos y mucosas, especialmente sobre la retina, por lo que resulta beneficiosa en casos de miopía, vista cansada y otros problemas oculares. Tiene también vitaminas del Grupo B, aunque en menor proporción.
Entre los minerales que nos ofrece están calcio, fósforo, magnesio, cobre, hierro, sodio, manganeso, silicio, zinc y potasio.
Vitaminas y minerales, junto con su alto contenido en antocianinas, flavonoides, polifenoles, taninos y algunos ácidos otorgan a la granada un altísimo poder antioxidante. Los taninos están sobre todo en la piel, que no es comestible, siendo el antioxidante más importante los polifenoles, en concreto ácido elágico, triplicando los niveles del vino tinto o té verde. Esta propiedad la hace de gran utilidad a la hora de prevenir el envejecimiento prematuro de los tejidos y ayudar a impedir la aparición de enfermedades como el cáncer (especialmente pulmón, próstata, mama y páncreas) y otras enfermedades degenerativas.
Este efecto antioxidante ayuda a minimizar el estrés oxidativo que produce el HDL, reparando los daños cardiovasculares que produce el colesterol alto. Es por tanto una fruta cardioprotectora.
Es depurativa y tónica para el hígado.
Investigadores británicos han demostrado que la granada bloquea las encimas culpables de la degradación de los cartílagos y están ampliando la investigación para ver si además puede ayudar a reparar los daños ya producidos.
Actúa eficazmente en enfermedades del aparato respiratorio, como el asma y de la piel, cuando sea necesario regenerar y cicatrizar tejidos. A nivel estético, ayuda a prevenir la aparición de arrugas en la piel, manchas, flaccidez, estrías, etc.
La membrana blanca que separa grupos de granos es muy rica en alcaloides que la hacen tóxica, así que debemos evitar consumirla.
Se recomienda en el tratamiento de anemias ferropénicas por su contenido en hierro conjugado con vitamina C, que favorece la absorción del mismo. Su color rojo tiene tropismo con la sangre, purificándola y mejorando su fluidez, ayudando también en la menopausia.
Nos aporta también ácido málico y ácido cítrico, que le confieren propiedades antiinflamatorias y desinfectantes.
Es una fruta muy alcalinizante, adecuada para mantener un correcto Ph en el organismo.
Los taninos presentes en la pepita blanca del grano y que le dan su textura áspera y amarga tienen propiedades astringentes y antiinflamatorias, muy eficaces en casos de flautulencias, gases, malas digestiones, ardor de estómago y otras afecciones digestivas leves, de hecho los romanos la consideraban el remedio perfecto para sus afecciones estomacales e intestinales.
Aunque en la gastronomía occidental no hay muchas preparaciones con granada porque casi siempre se come cruda o en zumo, en la oriental encontramos muchas recetas que cuentan con esta fruta para su elaboración.
En época de granada no debemos dejar pasar ni un solo día sin consumirla, añadiéndola a las ensaladas, a los cereales del desayuno, al yogur….y sin nos da mucha pereza sacar los granos, siempre podemos tomarla en zumo, es una magnífica manera de empezar el día!!