A pesar de que el consumo de alcohol se encuentra entre sus principales causas, está comprobado que personas que no lo consumen se ven igualmente afectadas. De estos estudios se descubre su relación con la obesidad, la diabetes, la hipertensión o el colesterol alto. Del mismo modo puede verse provocada como consecuencia de engordar o adelgazar mucho de forma rápida y brusca, o tras ingerir medicamentos como antiarrítmicos o corticoides.
Generalmente, esta enfermedad no da síntoma alguno, siendo diagnosticada de manera fortuita al realizar una ecografía. Sin embargo, en determinados casos provoca una elevación en las cifras de las transaminasas, cansancio, fatiga, dolor en la parte superior derecha del abdomen, malestar general o sensación de pesadez tras las comidas, lo que facilita su detección.
Respecto al tratamiento, por norma general, sería suficiente con una reducción de peso y la práctica regular de ejercicio, aunque, en etapas avanzadas de la enfermedad podría recurrirse al tratamiento con fármacos.
¿Padeces o conoces a alguien que padezca esta patología?
Fuente: Saber Vivir