Cuando se trata de alcanzar una meta, el peor enemigo no es no contar con los recursos o la habilidad. Tampoco lo son los obstáculos puestos por propios o ajenos que debemos sortear a cada paso. El peor enemigo es la desmotivación.
La motivación es el motor para alcanzar una meta. Al estar motivados tornamos lo imposible en posible. La motivación es nuestra brújula, es lo que despierta nuestra creatividad y nos hace ser productivos. Si la motivación falta nuestras manos esta vacías, por más que tengamos todo a nuestro alcance, nada tenemos.
El estar desmotivados nos hace sentir que estamos nadando contra la corriente sin obtener nada, que se lucha contra un problema sin lograr una resolución. Para superar la desmotivación debemos encontrar sus causas, encontrar su origen, eso es lo único que logrará que recuperemos la motivación.
¿Cuáles son las principales causas de la desmotivación?
El miedo
El miedo siempre está presente en nosotros, en especial cuando sales de un sitio que te es cómodo y familiar para enfrentarte a un nuevo reto. Sentir un poco de temor no es algo negativo, este sentimiento nos hace pisar sobre seguro e irnos con cuidado. El hace aflorar nuestro instinto de conservación.
El problema se produce cuando el miedo es tan grande que te paraliza y no te deja avanzar. Cuando te toma como rehén y logra tu completa desmotivación.
Para terminar con la desmotivación debes bucear dentro de ti, hasta descubrir cuáles son tus miedos y a que se deben. Una vez que tengas identificado a que le temes debes avanzar dando pequeños pasos. No te presiones, solo intenta avanzar lo que puedas y cuanto puedas. Eso hará que rengas el control de la situación, lo que te devolverá de a poco la motivación que habías perdido.
Tener metas erróneas
Todos tenemos una parte soñadora, y otra parte más realista. Esa parte soñadora y creativa, se propone alcanzar metas que en ocasiones no resultan ser muy realistas. Esas metas se contraponen con las metas que fija nuestra parte más realista.
Esa contraposición entre el yo esencial (nuestra parte realista) y el yo social (nuestra parte soñadora), hacen que nuestras metas se tornen borrosas, irrealizables, contrapuestas, lo que trae aparejado en la mayoría de los casos la desmotivación.
Para terminar con la desmotivación debes revisar cuales son nuestros objetivos, los reales, los posibles. Lo importante es que te sientas cómodo con las metas que has escogido, eso hará que te sientas motivado. De lo contrario, es hora de buscar nuevos horizontes.
No encontrar el correcto desafío
La ausencia de desafíos trae como consecuencia inexorable la desmotivación. El tener un reto es lo que nos lleva a querer conseguir nuevas metas, y al conseguirlas aceptar nuevos desafiaos. Si no hay retos que colmen nuestras expectativas la desmotivación se hará presente.
Para terminar con la desmotivación en esos casos debemos ser cuidadosos y elegir con calma nuestros desafíos. A veces un ligero cambio puede ser una gran diferencia, recuerda que distintos caminos pueden conducirte a un mismo sitio. Lo importante es que busques inspiración de esa manera la motivación se hará presente en tu vida.