Cada vez más estudios científicos avalan que lo que comemos, los alimentos, tiene una influencia directa con nuestro cerebro y, más específicamente, con nuestras emociones. Asimismo, una gran cantidad de estudios de investigación salen a luz cada día, dándonos toda la información pertinente para tener en cuenta esta gran base de la salud y el bienestar.
Hay varios estudios científicos que demuestran la influencia de la alimentación en nuestras emociones. Cito algunos ejemplos:
Un estudio publicado en el Journal of Psychiatric Research encontró que una dieta rica en grasas y azúcares aumenta el riesgo de depresión y ansiedad. Por otro lado, una dieta rica en frutas, verduras y proteínas de origen vegetal se asoció con un menor riesgo de estos trastornos.
Otro estudio publicado en el Journal of the American College of Nutrition encontró que una dieta rica en alimentos antiinflamatorios, como los frutos secos, las semillas y los vegetales, se asoció con un menor riesgo de depresión.
Un estudio publicado en la revista Brain, Behavior, and Immunity encontró que una dieta rica en grasas saturadas y azúcares aumenta la inflamación en el cerebro, lo que puede contribuir a la aparición de trastornos mentales.
Un estudio publicado en la revista Nutrition Research and Practice encontró que una dieta rica en alimentos antiinflamatorios, como las frutas, las verduras y los granos enteros, puede mejorar la salud mental y disminuir el riesgo de depresión y ansiedad.
Los alimentos saludables y sus nutrientes, nos van a proveer de un buen estado de salud en general y en particular de nuestras emociones. Es de gran relevancia tener en cuenta que estos son los que pueden ayudarnos a tener terrenos fuertes para combatir las diferentes enfermedades del mundo moderno: la ansiedad, el estrés, la depresión y el cuadro ansiodepresivo, por citar algunos de ellos; y estos, a su vez, a otras patologías circundantes como lo pueden ser la disminución del sistema inmune con toda sus consecuencias para nuestra salud.
También es bien sabido que muchas veces es necesario recurrir a la suplementación natural y alimenticia para poder ayudar a corregir más rápida y efectivamente muchos de los procesos en desequilibrio que podamos tener. Varios estudios también avalan que el uso de suplementos resultan ser eficaces y seguros como coadyudantes. Cito algunos:
Un estudio publicado en la revista Progress in Neuro-Psychopharmacology and Biological Psychiatry encontró que la suplementación con ácido fólico se asoció con una mejora en la salud mental y una disminución en los síntomas de depresión.
Otro estudio publicado en la revista Journal of Clinical Psychology encontró que la suplementación con vitamina B12 se asoció con una mejora en la salud mental y una disminución en los síntomas de ansiedad y depresión.
Un estudio publicado en la revista American Journal of Clinical Nutrition encontró que la suplementación con vitamina D se asoció con una mejora en la salud mental y una disminución en los síntomas de ansiedad y depresión.
Un estudio publicado en la revista Journal of Affective Disorders encontró que la suplementación con omega-3 ácidos grasos se asoció con una mejora en la salud mental y una disminución en los síntomas de ansiedad y depresión.
Como se puede observar, muchos estudios científicos sugieren que la suplementación puede tener un impacto positivo en nuestras emociones. La suplementación con ácido fólico, vitamina B12, vitamina D y omega-3 ácidos grasos puede mejorar la salud mental y disminuir los síntomas de ansiedad y depresión. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la suplementación no es un sustituto para una dieta saludable y un estilo de vida activo.
En resumen, los estudios científicos sugieren que la alimentación y una apropiada suplementación tienen una influencia significativa en nuestras emociones. Una dieta rica en alimentos antiinflamatorios, como las frutas, las verduras y los granos enteros, puede mejorar la salud mental y disminuir el riesgo de trastornos mentales. Por otro lado, una dieta rica en grasas saturadas y azúcares puede aumentar la inflamación y el riesgo de depresión y ansiedad.
Nota: El artículo ha sido publicado originalmente en Saludterapia.