Esta mezcla fue creada por el médico estadounidense James Caleb Jackson, quien la llamó "granula", en 1863. Y bendito invento.
Los que me seguís ya sabéis que soy culo veo culo quiero y que como algo me llame la atención allá que voy porque... no sé estarme quieta. Y bendita la hora, porque creo que después de esta no vuelven a entrar en casa cereales de desayuno.
La verdad es que solo puedo decir maravillas de esta receta. Es fácil de preparar. Rápida. Se puede conservar en tarros de cristal durante un par de semanas (si es que no os la termináis antes). Gusta a todo el mundo. He conseguido que mis hijos la prefieran a las galletas y otro tipo de cereales en el desayuno. No tiene conservantes ni colorantes, ni aditivos extraños. La puedes hacer a tu gusto. Y como os decía antes... está taaaaaaan rica que no querréis comer otro dulce que no sea este.
Aviso a navegantes.... ¡¡¡crea adicción!!! Mucha. Con leche fría, a puñados, a cucharadas... os va a dar igual. Y si ya le añadís trocitos de chocolate.... ¡¡¡estáis perdidos!!!
La receta está sacada del blog de María Lunarillos. Muy fan, por cierto, de su blog , sus recetas, sus libros y su tienda.
Y ya os dejo la receta que seguro que con todo lo que os he contado os han entrado unas ganas locas de llegar a casa, encender el horno y preparar un par de toneladas o tres de esta delicia. Yo voy por la tercera tanda en 2 semanas... ¡¡¡no digo nada y lo digo todo!!!
Ingredientes
150 gr de copos de avena
50 gr de almendras en láminas
40 gr de semillas (yo puse pipas de girasol, de calabaza y sésamo)
30 gr de coco en escamas
1/2 cdta. de canela molida
1/2 cdta. de sal
Una cda. de aceite de girasol
50 ml de miel
50 g de azúcar moreno
Ponemos en un bol los ingredientes secos, menos el azúcar, la canela y la sal, y mezclamos bien para que queden repartidos por toda la mezcla.
Añadimos la canela y la sal y mezclamos de nuevo.
En un bol aparte mezclamos la miel y el aceite y calentamos unos segundos en el microondas para que sea más fácil integrarlas luego.
Incorporamos el azúcar moreno a la mezcla seca e inmediatamente después la miel y el aceite y removemos de nuevo hasta conseguir una pasta lo más homogénea posible.
Forramos una bandeja de horno con papel sulfurizado y repartimos la mezcla por toda la superficie extendiéndola lo más posible.
Horneamos a 140º con aire o a 160º sin aire durante 20-25 minutos, removiendo con un tenedor cada 10 minutos para evitar que se quede pegada. Lo importante es que los copos queden sueltos, no apelmazados.
Pasado el tiempo de cocción sacamos la bandeja sobre una rejilla y dejamos enfriar. Removemos cada poco con un tenedor hasta que se enfríe para que quede suelta.
Una vez fría podéis meterla en tarros de cristal ¡¡si no os la coméis antes!!