Si alguna vez se han preguntado por qué les duele la cabeza "inexplicablemente", por qué se sienten inflamados o incómodos, o por qué se enferman frecuentemente... si han sufrido y padecido episodios de estreñimiento, gases, indigestión o algún malestar estomacal, esto puede interesarles.
Dicen que "somos lo que comemos", pero estudios más recientes han demostrado que no es así: somos lo que nuestro cuerpo es capaz de digerir o asimilar. ¡Ajá! la digestión, ese maravilloso proceso que realiza nuestro organismo para obtener los nutrientes que necesita para poder llevar a cabo TODAS sus funciones. ¿Se han puesto a pensar por un momento cada cosa que el cuerpo hace por nosotros...y lo que nosotros hacemos por él?
Quien nos creó sí que tiene talento. Nunca deja de sorprenderme tantos órganos que tenemos, con su determinada función, pero a la vez, interdependientes y "solidarios". Imaginen que para el proceso digestivo también participan el hígado, la vesícula, el páncreas, apéndice, el sistema nervioso y que, a diferencia de lo que creemos, inicia en el ¡cerebro! (¡amo mi cuerpo!)
Así que el primer punto a considerar -si tienen algún síntoma de mala digestión- es saber si en su cuerpo no falta la vesícula o apéndice (esa que luego dicen que no sirve para nada)...
2 kilos de nuestro peso, son bacterias
Sí, o por lo menos, uno es seguro y ese es nuestro microbiota (hongos, virus, levaduras) y está en nuestros intestinos y colon. No se preocupen, son "amigos" si los sabemos cuidar y mantener en equilibrio.
“Pesan tanto como nuestro cerebro”, expuso Daniel McDonald, del proyecto americano para el estudio del intestino. “Ahí es donde procesamos los alimentos vegetales. Nosotros no podemos extraer de ellos la energía, pero para las bacterias son la materia prima”. Ellas predigieren la comida para que los seres humanos la aprovechen, dice Francisco Guarner, presidente del comité científico del cuarto congreso sobre microbiota intestinal celebrado en Barcelona, hace casi tres años. (Más info, aquí)
Como saben, creo en la bioindividualidad y en que cada cuerpo tiene sus necesidades y requerimientos, pero para hacer más práctico y funcional este post y les resulte de más ayuda, les enlistaré una serie de factores muy generales que, seamos del tipo que seamos, afectan -en mayor o menor medida- nuestra digestión:
Comer distraído - Solución: tratar de poner atención, practicar la "presencia", comer despacio y masticar bien los alimentos.
Comer y beber al mismo tiempo - Solución: Lo ideal es beber 1/2 hora antes o 1 hora después de comer.
Comer de pie o caminando y/o rápido - Solución: Ver el punto 1.
Mascar chicle -Solución: ¡Evítalo! es una trampa para el cerebro que al detectar actividad o "masticación", manda salivación y empieza a activar el proceso digestivo (incluyendo jugos gástricos) y al no llegar alimento al estómago para digerir, puede provocar gastritis.
Exceso de cafeína - Solución: No abuses. Su acidez causa efectos en la flora intestinal.
Alergias, intolerancias y sensibilidades alimentarias. Causan inflamación - Solución: Trata de detectar a qué alimentos eres alérgico o sensible, para que lo puedas eliminar o reducir.
Estrés - Solución: Medita, haz ejercicio
Mala hidratación - Solución: Bebe agua de calidad y mantente hidratado durante el día, sobre todo, en los lapsos en que no son horas de alimentos fuertes.
Bajo consumo de fibra - Solución: consume frutas, vegetales y alimentos integrales de grano entero
Alimentos que el cuerpo NO conoce - Solución: Evita alimentos procesados. Lee etiquetas
Comer muchas veces al día - Solución: Deja espacio para que el cuerpo realice su proceso de digestión.
Consumir ciertos medicamentos - Solución: Redúcelos o úsalos bajo prescripción médica y en caso muy necesario.
Malas combinaciones de alimentos - Solución: Procura no mezclar más de tres grupos diferentes.
¿Les sonó algún punto de la lista? Este fue un tema que aprendí en mi certificación como Coach en cambio de hábitos que, por cierto, este 16 de febrero es el último día para inscribirse a precio especial (da click aquí). En verdad vale la pena.
Todo esto lo he puesto en práctica con excelentes resultados, de hecho, he podido "controlar" mi reacción alérgica en gran medida, desde que escribí este post titulado "De tripas, corazón y cerebro". Espero les sea de utilidad y contribuya a mejorar su bienestar y el de sus familias.
Recuerden que todos los jueves por la tarde, tengo mi transmisión en vivo por Una mamá que nutre, por Ale Torres, en donde comparto temas de salud, binenestar y autocuidado, además de recetas que nutren. Los veo por ahí.
Y por aquí, nos leemos pronto.