El Ninth New College Dictionary de Webter (1985) define la confianza como “ … la conciencia de nuestros poderes o la seguridad en nuestras circunstancias; fe o convicción de que actuaremos de una forma justa, adecuada o eficaz”.
La confianza en una misma es:
• Tener idea clara y distinta del yo (Es decir, saber quien eres, qué cualidades tienes, cuáles son tus prioridades y qué te gusta, necesitas, prefieres y deseas).
• Tener la capacidad de tratar con eficacia con una amplia serie de personas y circunstancias (o encontrar los recursos para hacerlo).
• Es decir, saber hacer cosas y aprender cosas nuevas, encontrar soluciones y crear oportunidades y saber cuándo y cómo conseguir ayuda cuando lo necesites.
• Confiar en que puedes cuidar de ti misma, que lo haces y que lo harás. (Es decir, cuidarte de forma activa, física, emocional, social, intelectual, económica y espiritualmente).
Muchas personas confunden confianza y autoestima, llegando incluso a intercambiar las palabras. No son lo mismo. La mayoría de los expertos definen la autoestima como: “conjunto de sentimientos amorfos respecto a lo mucho que nos gustamos, valoramos y aprobamos”.
Durante décadas la autoestima ha sido un importante curalotodo de la cultura popular para la crianza de los hijos, la educación y el desarrollo personal. Escoge cualquier ejemplar de una revista para mujeres y encontrarás artículos sobre cómo, si aumentas tu autoestima, perderás peso, dejarás de tomar drogas, envejecerás con elegancia, ascenderías en tu puesto de trabajo, serás una amiga mejor, ganarás más dinero y criarás unos hijos estupendos.
Claro, tener una autoestima alta es algo bueno, pero qué y cómo se consigue es una fuente de mucha confusión. Centrarse en la propia estima es una sustancial pérdida de tiempo, mientras que trabajar en la seguridad en ti misma puede ser muy productivo.
En esencia, la autoestima tiene que ver con los sentimientos. La palabra sentimientos es crucial aquí porque las autoridades en el tema dicen que los sentimientos son unas respuestas emocionales, espontáneas y no censuradas, que son elusivas. Como bien sabes, porque los experimentas cada día, los sentimientos vienen y van. Te sientes feliz, te sientes deprimida, te sientes entusiasmada, te sientes ansiosa, te sientes preocupada, te sientes sosegada. A veces, experimentas todos los sentimientos al mismo tiempo. Lo más importantes es saber que los sentimientos cambian sólo como resultado de que pienses o hagas algo de forma diferente. Por cierto, el hecho de que los sentimientos sean elusivos no significa que no sean importantes. Por el contrario, el doctor Tom Rusk, el famoso escritor y psiquiatra, gusta decir que “los sentimientos son mensajes de nuestra alma” y que, como tales, es necesario que les prestemos mucha atención.
Por otra parte, los expertos dicen que no puedes hacer mucho respecto a tu autoestima-
¿De dónde viene la autoestima?. Algunos expertos en el tema, como los doctores Wiliam Swann y Martin Seligman, han descubierto que la autoestima es un subproducto que emana de:
lo que sucedió en nuestra vida al crecer en una determinada familia, comunidad o cultura;
lo que hemos experimentado en la vida como adultos, cosas positivas, negativas o neutras, y
los pensamientos y actos recientes.
Con esta información en la mano, está claro que la autoestima es un derivado, no la fuente en sí. Por lo tanto, no podemos ignorar lo que esto implica: la autoestima es algo sobre lo que tenemos poco o ningún control directo. Y cada vez hay más testimonios de que esto es así.
En su libro Self-Traps (1996), el psicólogo William Swann declara que, pese a una industria multimillonaria de autoestima que abarca miles de libros y de programas, las investigaciones demuestran que es algo asombrosamente resistente al cambio. Puede que esta sea por lo menos una de las explicaciones de por qué tantas personas han fracasado en sus esfuerzos por aumentar su autoestima o la de otros.
Los niveles de confianza pueden cambiarse con lo que pienses y hagas, cuando te das cuenta que tienes un potencial ilimitado para cambiar y controlar actitudes negativas, conceptualizaciones erradas en la vida, relaciones nocivas, conflictos internos no resueltos y actos destructivos que vienes arrastrando desde tu pasado.
En otras palabras, la confianza en sí misma comienza con una “toma de conciencia” y es esto lo que te transformará y te hará timar un nuevo rumbo. La confianza es contagiosa, en cuanto estés más segura de ti misma, esa seguridad afectará tu contexto.
En los siguientes Blogs, estaré posteando como aumentar los niveles de “confianza en sí misma”.