Ya hemos dicho muchas veces (y no está mal insistir en ello) que la alimentación incide directamente en nuestra salud y estado de ánimo, de ahí que los abusos en la mesa durante estas fiestas nos pueden llevar a sufrir síntomas directamente asociados a la mala alimentación: agotamiento, problemas digestivos, pesadez… y todo ello puede incidir en nuestro propio sistema inmunológico, por lo que nos podemos convertir en presa fácil de gripes enfermedades estacionales.
Así pues, estas fechas llenas de buenos propósitos son ideales para poner en práctica un simple y eficaz programa de desintoxicación con el que limpiar nuestro organismo. Y no sólo hablamos del sistema digestivo, no: también la sangre, el hígado, la piel… se verán beneficiados con esta iniciativa.
Tenemos motivos de sobra, estamos en el momento ideal y reconocemos que los objetivos son importantes. Ahora sólo nos falta saber cómo llevar a cabo esta limpieza de nosotros mismos. Aquí os damos algunas claves.
Lo primero que debemos tener en cuenta es que la dieta que nospropongamos ha de ser para un tiempo limitado. No nos obsesionemos con ella, una vez cumpla su objetivo, es aconsejable volver a las costumbres dietéticas normales (sin abusos ni excesos, obviamente). Pongámonos de margen entre tres y cinco días.
Los productos que nos van a ayudar son tan asequibles como variados, y pueden también formar parte de nuestra dieta diaria, una vez haya pasado el periodo de desintoxicación.
Los líquidos han de ser nuestros más importantes cómplices: agua, zumos (a ser posible sin azúcares añadidos) y caldos ofrecen descanso al sistema digestivo a la vez que ayudan a limpiar los riñones. Para tonificar el hígado es aconsejable beber en ayunas medio vaso de agua tibia con el zumo de medio limón.
Es importante también la ingesta de fibra: arroz y panes integrales, salvado, avena, frutos secos, fruta fresca y verdura (a ser posible, orgánica). De entre esta última, tendremos excelentes resultados con remolachas, rábanos, col, apio, berro, brócoli (prueba a hacer cremas con cualquiera de ellas); la alcachofa y el cardo mariano también son muy aconsejables para limpiar impurezas, y pueden tomarse directamente como suplementos alimenticios. Todas ellas son además importantes fuentes de vitaminas.
De entre la fruta no nos puede faltar la siempre recurrente manzana (“una manzana al día, el médico te ahorraría”, reza el refranero popular), pero también uvas y durazno estimulan el proceso depurativo. Puedes tomarlas crudas o en zumos caseros. Además de las vitaminas que también aportan, estas frutas son ricas en antioxidantes.
También podemos ayudar a nuestro hígado con infusiones de té o de diente de león (otra forma de consumir líquido que da variedad a nuestra dieta).
Durante el periodo de desintoxicación es importante no consumir productos que frenen o entorpezcan nuestra limpieza, como café, alcohol, azúcares y harinas refinadas, productos lácteos… nos estaríamos poniendo piedras en nuestro propio camino.
Este proceso depurativo se debería hacer unas dos veces al año, y nunca lo deberíamos usar como excusa para dejarnos llevar por excesos cada cierto tiempo. Lo ideal, como siempre, es mantener una dieta equilibrada y sana de forma habitual, y que los abusos sean puntuales (no al revés…).
Si combinamos estos consejos con algo de deporte moderado, en pocos días notaremos la mejoría en nuestro organismo y, por lo tanto, en nuestro ánimo. Y nos prometeremos una vez más no comer tanto las próximas fiestas… aun sabiendo que no lo cumpliremos ;-)