Y es que el estrés es el “mejor anticonceptivo” que existe. Es difícil concebir un bebé cuando nuestro organismo (a nivel físico, mental y emocional) percibe que “no hay garantías” de que ese bebé pueda gestarse y luego amamantarse en las condiciones óptimas.
Si trabajamos 12 horas diarias, o viajamos la mayor parte del tiempo, o estamos muy agobiad@s por nuestra situación económica, laboral o familiar, o nos preocupa que nuestra relación de pareja no funcione bien…, es difícil que podamos traer un bebé al mundo.
El estrés es el “mejor anticonceptivo” que existe
El estrés no afecta a todos por igual, hay casos de parejas que logran concebir a una bebé aunque la situación a su alrededor no sea “la mas adecuada” (esta percepción es tan subjetiva), pero hay muchos mas casos en los que no es tan sencillo.
Nuestra conexión cuerpo-mente
El estrés crónico se asocia con una disminución de la fertilidad, porque cuando experimentamos estrés, las hormonas informan a nuestro cuerpo-mente que hay una amenaza “por ahí”. El estrés va asociado algunas hormonas como la adrenalina y el cortisol (hormonas de la lucha y la huida) que son opuestas a la oxitocina, la hormona del amor.
Si el medio ambiente en el que vivimos no es "óptimo" para generar una nueva vida, difícilmente concebiremos
¿Sabías que las mujeres podemos dejar de menstruar y ovular si nuestra grasa corporal desciende por debajo del 22 %? Esto es debido que nuestro cuerpo-mente (tan relacionado con la naturaleza), percibe que si una mujer está muy delgada y concibe un bebé en esas circunstancias, este podría sufrir desnutrición.
Nuestra percepción crónica de estrés puede influir en nuestra fertilidad
Como decía una profesora mía: “La naturaleza no sabe de biberones”, aunque ahora existan muchos mas recursos que en el neolítico, seguimos gestando y pariendo como mamíferos. Y nuestra hipófisis sigue pensando que si estoy muy delgada difícilmente podré gestar durante 9 meses y lactar después otros tantos. Como nuestro organismo pone siempre por delante la supervivencia de la especie, si este entiende que la vida de la madre o de la cría puede peligrar, no llevará ese embarazo a termino.
Aunque esto de la fertilidad, en realidad es mucho mas complejo, del mismo modo, nuestra percepción crónica de estrés puede influir en nuestra fertilidad.
Dormir mas y mejor para reducir el estrés
La recomendación oficial es: dormir al menos 8h todos los días (esto quiere decir, mas de 8h si es posible). Una utopía, ¿verdad? Seguramente tengas una hora fijada en tu despertador por la mañana que sea difícil de retrasar, pero ¿a que hora sueles acostarte? Seguro que mas tarde de lo que debieras.
Necesitamos dormir y descansar bien para bajar los niveles de estrés del día, cuando dormimos nuestro cuerpo deja de producir “hormonas del estrés” y pasa a producir “hormonas de la calma”. Mientras estamos despiertos (y bajo fuertes niveles de estrés) hay una actividad frenética en el cerebro en concreto en el hipotálamo-pituitaria que puede afectar a la fertilidad.
Si además nuestras horas de sueño son escasas o no solemos dormir bien, la situación empeora. Porque estas hormonas del estrés estarán circulando mas tiempo por nuestro organismo. Es durante el sueño cuando producimos “hormonas de la calma”, como la melatonina que a la larga nos equilibra y regula nuestro ciclo hormonal.
Quienes por su trabajo, no pueden respetar sus horas de sueño y los ritmos circadianos, seguramente experimentarán desorden hormonal y ciclos irregulares, que dificultarán la concepción de un bebé. Cuando no hay una rutina de sueño saludable y no podemos dormir por la noche y estar despiertos durante el día, (como les ocurre a enfermer@s, trabajador@s con turnos rotativos, medic@s de guardia, azafat@s de vuelo, pilotos, etc.), todo se complica.
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