Hacer ejercicio moderado tras haber degustado una generosa pitanza ayuda a hacer la digestión y contribuye a mantener equilibrado el balance energético. En las personas sedentarias, la sustitución de un paseo por la siesta reduce la posibilidad de quemar calorías, aunque el hecho de dormir no sea la causa del aumento de peso.
La clave reside en la diferencia entre la cantidad de calorías obtenidas con la dieta y las que gastamos en la vida diaria. Cuando el aporte energético es superior al consumo, el exceso se almacena en forma de grasa y, por lo tanto, engordamos. Por otro lado, dormir mal también puede afectar a nuestra figura: estudios recientes demuestran que las personas con trastornos de sueño pueden sufrir cambios hormonales y tendencia a almacenar kilos.
Via:http://www.muyinteresante.es