Nos encontramos en medio de una rutina intensa de ejercicios, levantando pesas o trotando varios kilómetros, pero llega ese momento fatídico, en el que no podemos seguir, nuestro cuerpo nos dice basta y terminamos la sesión.
En ese instante, seguramente comenzamos a buscar culpables a nuestra fatiga y en realidad lo hay, se trata del ácido láctico, por lo que es clave que aprendamos a regular su presencia en el organismo, para que podemos aumentar nuestra resistencia.
Capaz en algún momento escuchaste del ácido láctico, pero existe una percepción errónea, de que es el responsable de generar el dolor muscular tras el ejercicio y eso no es cierto.
Por qué?
Porque más bien nos causa ardor o dolor, cuando nos esforzamos demasiado en una intensa sesión, algo que nos lleva detenernos, se trata de una especie de protección para que no sobrepasemos los límites y evitemos lesiones o malestares.
Ojo!
Que el ácido láctico se produce en el cuerpo de cada persona, se encuentra en varios órganos, la sangre y los músculos, pero el problema radica cuando se acumula, incrementando sus niveles algo que genera fatiga y cansancio, durante el ejercicio.
Esto fue descubierto por un premio Nobel, Otto Meyerhof, quien diseccionó un sapo por la mitad y puso la parte ventral en un recipiente.
Se dio cuenta que los músculos no tenían circulación ni fuente de oxígeno y al examinarlo, Otto descubrió que estaban bañados en ácido láctico.
De esa forma nació la teoría de la relación fija entre el consumo del oxígeno y el metabolismo del ácido láctico en el músculo.
Falta de energía
Al final, todos sabemos que el cuerpo utiliza el oxígeno para producir energía, pero cuando desarrollas un esfuerzo grande, el cuerpo requiere que la energía aparezca más rápido de lo que se puede generar por métodos aeróbicos, por lo que el organismo comienza a hacerlo de forma anaeróbica y ahí es que aparece el ácido láctico.
Cuando son pequeñas cantidades, este ácido funciona en el cuerpo como una fuente temporal de energía, pero la acumulación del mismo nos detiene.
Incluso, expertos dicen que nuestro organismo, pueden producir energía de manera anaeróbica, solo por tres minutos, y en ese momento se incrementan los niveles de ácido láctico en los músculos, produciendo tanto dolor como ardor en medio de la actividad física.
Luego de esos tres minutos, el ácido láctico, reduce los movimientos de los músculos, con lo que nos advierte que el cuerpo está llegando a su límite.
Ante esto, es clave que logremos evitar que los niveles de este ácido comiencen a aumentarse rápido, para que puedas ejercitarte a la máxima capacidad durante más tiempo.
La producción del ácido también depende de la persona y de la intensidad del ejercicio, es algo que genera preocupación en muchos deportistas de élite, especialmente a la hora de recuperarse de los esfuerzos y dolores, por lo que se mantienen midiendo el volumen en la sangre.
En definitiva, es claro que la cantidad de ácido láctico es diferente si el cuerpo se encuentra en reposo o en ejercicio.
En el organismo, aparece el ácido láctico disociado en forma de dos iones, uno con la carga positiva (hidrógeno) y otro de carga negativa (ión lactado), este último es al que achacan todos los problemas relacionados al ácido.
Un punto a destacar es que los valores normales del lactato en la sangre es de 0,5 y 1,5, por lo que si tienes más, te producirá fatiga.
Reducir los niveles de ácido láctico
Al tener mucho ácido láctico no tendremos energía ni capacidad para contraer los músculos, por lo que no podemos desarrollar la actividad.
Ante esto, debemos buscar la forma de bajar los niveles de ácido láctico:
Ejercitarnos:
Esto es clave.
Para poder evitar o reducir el ácido láctico, tenemos que entrenarnos, porque gracias a nuestras sesiones de ejercicio, el organismo despliega mecanismo adaptativo, con lo que no se acumula tan rápido el ácido y en caso de hacerlo, lo soporta de una mejor manera el músculo.
Además.
Que mientras estemos en mejor forma, vamos a necesitar quemar una menor cantidad de glucosa, por lo que habrá menos presencia de ácido láctico.
La intención tiene que ser entrenar varias veces a la semana, pero al menos descasa un día para que tus músculos se recuperen.
Para reducir los niveles de ácido, tenemos que también aumentar la intensidad de entrenamiento, así como desarrollar un plan de ejercicios, en el que se puede agregar cada vez más minutos o repeticiones a la rutina, algo que te permitirá aumentar el nivel en el que se produce el ácido láctico.
Es decir.
Cada vez tardarás mucho más tiempo en necesitar generar energía de esa forma.
Mantente hidratado:
El ácido láctico se disuelve en el agua, por lo que mientras más agua consumas, acumulas menos ácido, por lo que tendrás menos dolor y ardor.
Tenemos que consumir mucha agua, mientras desarrollamos una actividad física, porque en medio de la adrenalina, cuando tengamos sed, ya podríamos estar deshidratados.
Entrenamiento cuidadoso con pesas:
Si te gusta entrenar con pesas, debes tener cuidado porque es una actividad que estimula la acumulación de ácido láctico, ya que necesitamos más oxígeno que el que podemos producir al levantar el peso.
Más allá que nos digan que debemos ejercitarnos al máximo, eso podría acumular ácido, generando micro desgarros, así que tenemos que entrenar con cuidado, incrementado el peso gradualmente, así como la cantidad de repeticiones.
Sin exigirnos más de la cuenta.
Respirar:
Obviamente tenemos una falta de oxígeno, que genera la acumulación de ácido láctico, así que mientras estemos haciendo ejercicio, debemos inhalar y exhalar a ritmo regular.
Disminuye intensidad:
Si estamos sintiendo ardor, tenemos que reducir la intensidad del ejercicio, si estas trotando o manejando bicicleta, mientras que si te encuentras levantando peso, debes disminuir las repeticiones, ya que todo esto permitirá que podamos recuperar aliento y tener más oxígeno.
Estirarnos:
Al estirarnos luego del entrenamiento, podemos ayudar a la liberación de alguna sensación de ardor. Igual, siempre tenemos que desarrollarlo, para evitar lesiones.
Con estos consejos, podemos reducir el ácido láctico en nuestro organismo, que como podemos darnos cuenta, en caso de que no le prestamos atención, llega a convertirse en un gran enemigo a la hora de hacer ejercicios, porque atenta contra nuestra resistencia, así que la misión es contrarrestar sus efectos, para poder alcanzar nuestros objetivos.
Para terminar te dejamos un vídeo donde se explica un poco más a detalles el ácido láctico
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