Hoy, 25 de noviembre es el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer. Fue aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución 54/134 el 17 de diciembre de 1999.
La violencia contra las mujeres es de muchas formas: física, sexual, psicológica y económica. Estas formas de violencia se interrelacionan y afectan a las mujeres desde el nacimiento hasta la vejez.
Algunos tipos de violencia, como el tráfico de mujeres, cruzan las fronteras nacionales. Las mujeres que experimentan violencia sufren de una variedad de problemas de salud y se disminuye su capacidad para participar en la vida pública. La violencia contra las mujeres afecta a familias y comunidades de todas las generaciones y refuerza otros tipos de violencia prevalecientes en la sociedad. La violencia contra las mujeres también agota a las mujeres, a sus familias, comunidades y naciones.
CLASES DE VIOLENCIA HACIA LAS MUJERES
Las formas de violencia más universalmente comunes incluyen la violencia doméstica y violencia dentro de la pareja, violencia sexual (incluyendo la violación), acoso sexual y violencia emocional/psicológica. Asimismo, la violencia sexual es una táctica de guerra y una secuela de situaciones de emergencia que es común en los países y áreas afectadas.
Otras formas extendidas a nivel mundial incluyen: explotación sexual, trata y prácticas tradicionales nocivas tales como la mutilación genital femenina/amputación de órganos genitales (FGM/C), así como el matrimonio forzado y el matrimonio precoz.
Formas de violencia menos documentadas incluyen:
crímenes cometidos en nombre del “honor”
feminicidio
selección pre natal del sexo
infanticidio femenino
abuso económico
violencia política
abuso contra ancianas
violencia relacionada a la exigencia de dote
ataques con ácido
Asimismo, grupos particulares de mujeres y niñas tales como mujeres miembros de minorías raciales, étnicas y sexuales; mujeres con VIH positivo; mujeres inmigrantes y trabajadoras indocumentadas; mujeres con discapacidad; mujeres prisioneras y mujeres víctimas de conflicto armado o de situaciones de emergencia, pueden ser más vulnerables y experimentar múltiples formas de violencia debido a complicadas formas de exclusión socio económica y discriminación.
Los perpetradores de la violencia pueden incluir al Estado y sus agentes, miembros de la familia (incluyendo esposos), amigos, pareja íntima u otros parientes así como extraños. (Asamblea General de las Naciones Unidas, 2006)
¿CÓMO PODEMOS PARAR LA VIOLENCIA HACIA LA MUJER?
La violencia contra mujeres y niñas es una violación grave de los derechos humanos. Su impacto puede ser inmediato como de largo alcance, e incluye múltiples consecuencias físicas, sexuales, psicológicas, e incluso mortales, para mujeres y niñas. Afecta negativamente el bienestar de las mujeres e impide su plena participación en la sociedad. Además de tener consecuencias negativas para las mujeres, la violencia también impacta su familia, comunidad y el país. Los altos costos asociados, que comprenden desde un aumento en gastos de atención de salud y servicios jurídicos a pérdidas de productividad, impactan en presupuestos públicos nacionales y representan un obstáculo al desarrollo.
Tras varias décadas de movilizaciones promovidas por la sociedad civil y los movimientos de mujeres, se ha conseguido incluir la erradicación de la violencia de género en las agendas nacionales e internacionales. Nunca tantos países han contado con leyes contra la violencia doméstica, las agresiones sexuales y otras formas de violencia. Sin embargo, continúan existiendo desafíos en la aplicación de estas leyes, resultando en una limitada protección y acceso a la justicia por parte de mujeres y niñas. Asimismo, no se hace lo suficiente para prevenir la violencia, y cuando ésta ocurre a menudo queda impune.
LOS TRES GRANDES PILARES
Deslegitimar la violencia, es decir evitar conductas violentas como las que se pueden ver en la televisión, los videojuegos, etc., porque su visión cotidiana puede llegar a provocar insensibilidad y una trivialización de los efectos de esta violencia en la vida real.
Evitar la perpetuación de valores asociados al género, ya que son una construcción social. Muchas veces las mujeres aparecen retratadas en los medios de comunicación o en la sociedad como personas débiles, sumisas y los hombres aparecen a veces como brutos, y está claro que un hombre o una mujer por el simple hecho de serlo no responde a esas actitudes concretas que muchas veces se difunden en nuestra sociedad.
Desmitificación del ideario de amor romántico que a veces puede presentar una relación de violencia. En ocasiones la persona maltratada continua con el maltratador porque le quiere y cree que no se volverá a dar una situación de violencia. Es importante entender que la violencia de cualquier tipo nunca es tolerable y que las personas que la sufren no deben seguir en esa situación por amor o por ninguna otra circunstancia.
LA FAMILIA, LA CUNA DE LA IGUALDAD
La violencia contra las mujeres y las niñas no es un “tema”. Las mujeres y las niñas son exactamente más de la mitad de la población mundial, y el machismo, aunque algo debilitado ya, sigue persistiendo en formas adaptadas, como un virus que muta tras una vacuna. La violencia contra las mujeres y, concretamente, la violencia que algunos hombres ejercen contra ellas en el ámbito de la familia, que es el tipo de violencia machista más visibilizado en los medios de comunicación, es el indicador clave de todo el trabajo que aún tenemos por delante todos los agentes educativos, familia incluida. Es, por tanto, necesario que las familias sigan estando muy atentas a esta realidad que atraviesa muchos de los gestos cotidianos que impregnan casi todo lo que pensamos, decimos, sentimos y hacemos cada hombre y cada mujer. Que tanto familias como profesorado conozcan los estereotipos sexistas y la maquinaria machista, que son el caldo de cultivo que perpetúa la violencia contra las mujeres, abre la posibilidad de empezar a trabajar. Pero no es suficiente. Es importante que los niños y las niñas vean y sientan una coherencia clara entre el discurso y el comportamiento de sus padres y madres. De ahí la necesidad de integrar un cambio profundo de actitudes cotidianas de los adultos que cuidan de ellos y ellas, no solo memorizando fórmulas para educar en igualdad. 4. Prevenir la violencia contra las mujeres y las niñas desde la familia
Pequeños grandes gestos para empezar:
– Reconocer a las niñas y mujeres es prevenir la violencia.
Gran parte de la cultura en la que vivimos es todavía machista; esto quiere decir que hay que buscar más allá de todo ese ruido y esa deformidad cultural que han invisibilizado a las mujeres, para poder reconocer sus aportaciones y ponerlas en palabras. Según la socióloga y educadora Graciela Hernández Morales, “Cuando las experiencias y aportaciones femeninas son tomadas como meras extravagancias, es fácil dejar de escucharlas, de aprender de ellas. De dejarse tocar por lo que ellas dicen y hacen. O sea, es posible llegar a decir que de las mujeres no hay nada que aprender. Pero, para poder decir esto, hace falta olvidar u ocultar el hecho de que han sido precisamente mujeres las que en la gran mayoría de los casos, han enseñado a los hombres cosas vitales y fundamentales para desenvolverse en el mundo, como hablar, cuidarse, comer, caminar, relacionarse, etc. O que, gracias a las prácticas de paz desarrolladas por gran parte de las mujeres a lo largo de la historia y a lo ancho de nuestro planeta, el mundo sigue siendo un lugar mínimamente habitable, a pesar de las guerras u otras muchas catástrofes”.
– No disculpar o pasar por alto los comentarios, bromas, sarcasmos, anécdotas, chascarrillos o fanfarroneos “sin importancia” de corte machista.
Estos suelen estar orientados a burlarse de los juegos o juguetes de las niñas, de sus colores favoritos o preferencias (cumplan o no con el estereotipo), de las medidas del cuerpo femenino, de la menstruación; o a infravalorar la asignación de las tareas del hogar, las relaciones sexuales, etc. Son comentarios muy frecuentes a los que se les quita importancia y que suelen ser tomados como bromas, pero que sientan las bases de la violencia machista más obvia. A día de hoy, la recriminación de este tipo de actitudes es tomada, con mucha frecuencia, como una exageración. Esta actitud de burla tiene que ver con la falta de conexión entre la violencia machista más extrema, la que sale en las noticias y que todo el mundo está de acuerdo en que “está mal”, y este otro tipo de violencia que aún se contextualiza como un tipo de sentido del humor o como un signo de confianza entre las personas, cuando en realidad no es más que la misma violencia machista pero en intensidad menor. Un niño o una niña que escucha bromas o comentarios de este tipo en su familia es más vulnerable a padecer o ejercer violencia machista que uno que no.
– Las familias han de ser conscientes de la influencia de los medios de comunicación y videojuegos en los niños y las niñas
A la hora de mostrar una visión estereotipada y sesgada de las infinitas formas que en realidad hay de ser mujer y hombre. La familia no es 100 % responsable de la educación de un niño o una niña. El papel de los medios de comunicación, videojuegos e Internet es cada vez más difícil de controlar para muchas familias, ya que la accesibilidad a estos medios hoy en día es cada vez mayor. – Implicarse con otras familias en el AMPA del colegio o instituto. Compartir e intercambiar experiencias sobre la educación de los hijos e hijas con otras familias e informarse sobre las propuestas en materia de coeducación de la escuela es una manera de prevenir la violencia contra las mujeres y las niñas desde la familia.
– Aceptar y dar cabida a los conflictos como una característica más de las relaciones humanas y como una oportunidad para crecer.
Si somos capaces de vivir los conflictos como una oportunidad para crecer de la mano del otro o de la otra es fácil que los abordemos sin violencia y sin que ninguna de las partes mantenga una actitud abusiva. Es importante que ambas partes estén dispuestas a ceder y ponerse en el lugar del otro. De esta manera es fácil que los niños y niñas a los que cuidamos aprendan a resolverlos de la misma manera sin necesidad de darles charlas eruditas sobre resolución de conflictos sin violencia. Mientras se aborda un conflicto es fundamental estar atento o atenta a la posible creación de desequilibrios de poder que puedan lesionar la relación, ya que el abordaje de un conflicto es un momento delicado que requiere la puesta de un cuidado extra. Por ejemplo: si una de las partes ocupa mayor espacio de palabra, eleva el tono, no escucha o corta a la otra parte antes de que termine de hablar, podemos decir que la violencia se ha apoderado de la situación y es necesario retirarse y protegerse.
ORGANIZACIONES INTERNACIONALES DE AYUDA A LAS MUJERES
ONU MUJERES
A nivel global, ONU Mujeres trabaja con los países para avanzar los marcos normativos internacionales prestando apoyo a procesos inter-gubernamentales, tales como la Asamblea General y la Comisión sobre la Condición Jurídica y Social de la Mujer. A nivel de país, ONU Mujeres trabaja para conseguir la adopción y promulgación de reformas jurídicas acordes con normas y estándares internacionales.
Colaboran con gobiernos, organizaciones de la sociedad civil y otras instituciones para promover el fin de la violencia, aumentar la sensibilización sobre sus causas y consecuencias y fortalecer las capacidades de nuestras contrapartes para su prevención y respuesta. También promueven la necesidad de cambiar normas y el comportamiento de hombres y niños, y abogan por la equidad de género y los derechos de las mujeres. ONU Mujeres apoya la ampliación de acceso a respuestas multisectoriales de calidad para sobrevivientes, que incluyen seguridad, refugio, salud, justicia y otros servicios esenciales. Prestan orientación para políticas públicas para ayudar a maximizar las inversiones destinadas a la prevención – la solución más rentable y de largo plazo para detener la violencia.
Trabajan con gobiernos para desarrollar planes nacionales de acción dedicados a prevenir y abordar la violencia contra mujeres, fortaleciendo la coordinación entre actores y sectores diversos que se requieren para una acción significativa y de largo alcance. ONU Mujeres también aboga por integrar medidas de lucha contra la violencia en marcos estratégicos a nivel internacional, regional y nacional, tales como la agenda para el desarrollo después de 2015.
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