He escogido el chocolate, producto al que ya le dedicamos una entrada, en la que veíamos lo beneficios que este podría aportar en nuestra alimentación.
Sin embargo seleccionar una buena tableta no es sencillo, a veces podemos caer en pequeños errores, influenciados por los reclamos que algunos productos llevan en sus embalajes.
Lo que hoy os relato, acerca del chocolate, está basado en hechos reales, como en las películas, y además, la protagonista fui yo, os cuento.
Primero confesar que sí, que me gusta el chocolate, y los fines de semana, después de cenar me como una onza.
No pasa nada, pues sabemos que sí elegimos un chocolate “puro”, con un alto porcentaje de cacao, este será saludable, e incluso nos aportaría beneficios para la salud.
Pues sin más, me dispuse a coger mi tableta de chocolate “puro” del supermercado, y sin mucho pensar, esta fue mi elección:
El error
¿Cuál fue mi error?, NO DARLE LA VUELTA, me conforme y me confundió, el hecho de que ponía “puro”, y di por supuesto que tendría un gran porcentaje de cacao y seria saludable.
Es fundamental, antes de introducir en la cesta, leer el listado de ingredientes, si de verdad queremos saber qué compramos.
Por ley, los ingredientes deben aparecer siempre ordenados de mayor a menor cantidad, con lo que de esta manera, resulta sencillo observar, cuáles son los que tienen una mayor presencia en el producto.
En nuestro caso, el primer ingrediente de la lista debería ser cacao, pues estamos comprando chocolate y supuestamente “puro”.
Dale la vuelta
Cuando le di la vuelta esto fue lo que me encontré:
Pues eso, que no veía nada…!!!, especialmente el listado de ingredientes era tremendamente reducido, al menos para mí, que ya tengo una… cierta edad.
Recordad que os avise, de que si es vuestro caso, no olvidéis las gafas para ir a comprar.
Al ponerme las gafas esto fue lo que me encontré:
El primer ingrediente NO era cacao, sino “azúcar”, al pensar que se trataba de un chocolate puro, incoscientemente, cometí la torpeza de pensar que su porcentaje de cacao seria alto y lo convertiría en un chocolate saludable.
En definitiva, cuando yo fuese a tomar mi onza de chocolate supuestamente”puro” el fin de semana, estaría consumiendo azúcar y un poquitín de cacao, con lo cual, ya no estaría aprovechando y disfrutando los beneficios de un buen chocolate, sino más bien, perjudicando mi organismo con el azúcar.
¿Qué opción debería escoger?
Un chocolate que en su listado de ingredientes apareciese en primer lugar el cacao y además en un porcentaje de al menos un 72% o más.
Ahora ya sabes, antes de comprar chocolate…“dale la vuelta”