La cistitis es la infección urinaria más frecuente, causada por microbios, por lo regular bacterias. Estos microorganismos habitan en el aparato digestivo y en la vagina. Los microorganismos presentes en la zona entran a la uretra y van hasta la vejiga o algunas veces hasta los riñones. La mayoría de las veces, el cuerpo puede eliminar estas bacterias al orinar, pero una vez que las bacterias se adhieren a la pared de la uretra o la vejiga, se multiplican rápidamente y causan infecciones. Las mujeres tienen mayor probabilidad de desarrollar infecciones del tracto urinario debido a que su uretra es más corta y está más cerca del ano.
¿Cómo se trata la cistitis?
El tratamiento de la cistitis en la mayoría de los casos es antibiótico. El objetivo del tratamiento es eliminar los patógenos, prevenir las recurrencias y minimizar los efectos secundarios del antibiótico. El antibiótico elegido para el tratamiento debe tener una adecuada biodisponibilidad oral y un mínimo impacto sobre la flora intestinal y vaginal. Debe alcanzar unas concentraciones altas en la orina y tener una vida media prolongada.
Cuando la cistitis es aguda no complicada y la paciente es una mujer joven un tratamiento de 3 días con el antibiótico adecuado es suficiente.
Cuando hay una infección urinaria no resuelta, se solicita un uro cultivo y antibiograma para modificar el tratamiento antibiótico.
Se denominan infecciones urinarias recurrentes cuando alguien tiene, al menos, dos episodios de infecciones urinarios en seis meses o tres o más infecciones en un año. Un 6-10% de las mujeres jóvenes tienen infecciones urinarias recurrentes. En estos casos se puede elegir entre varios tipos de tratamientos.
Un tratamiento profiláctico tiene como objetivo la prevención de las infecciones urinarias. Se administran antibióticos de forma crónica diariamente o tres veces por semana. Otra forma de tratamiento es cuando sólo se administran antibióticos cuando la paciente tiene los síntomas. También existe la posibilidad de tomar una pastilla de antibiótico después de cada relación sexual.
Si la cistitis se complica con pielonefritis aguda, la duración del tratamiento antibiótico será de 7 a 14 días.
La cistitis aguda o la bacteriuria asintomática en mujeres embarazadas requieren un tratamiento antibiótico de 3 a 7 días. La pielonefritis aguda requiere ingreso hospitalario y administración intravenosa de antibióticos.
Cuando la cistitis aguda viene acompañada con prostatitis aguda es necesario practicar un urocultivo previo al tratamiento. La duración del tratamiento en estos casos es de 4 a 6 semanas.
En una infección fúngica – es decir causada por hongos – se administran medicamentos antifúngicos. La presencia de catéter urinario, tratamiento antibiótico de amplio espectro previo, hospitalización, diabetes, y estados de inmunosupresión aumentan el riesgo de sufrir infecciones fúngicas.
Cuando la infección urinaria es consecuencia de la presencia de catéter urinario el tratamiento antibiótico durará 3-5 días.
En algunos casos están presentes las bacterias en la orina y la paciente no presenta síntomas. Estos estados normalmente no requieren tratamiento antibiótico, excepto en el caso de mujeres embarazadas.
¿Cómo prevenir la cistitis?
Una buena opción de la prevención de las infecciones urinarias es la administración de arándano rojo. Las proantocianidinas, que se encuentran en esta fruta hacen que las bacterias como E. Coli no se adhieran a las células del tracto urinario y no encuentren un entorno favorable para su replicación, con lo cual se limita la infección. El arándano rojo contiene cantidades significativas de ácido salicílico, que puede disminuir la hinchazón, prevenir la formación de coágulos sanguíneos y tener efectos antitumorales. No se conocen efectos secundarios del arándano, tanto en su uso puntual como en su uso prolongado. No hay contraindicaciones para mujeres embarazadas o en periodo de lactancia.
A parte de los tratamientos fármacos, unos hábitos diarios ayudan a prevenir y curar las infecciones de vejiga:
Bebe mucho líquido. Orinar frecuentemente arrastrará las bacterias y ayudará a reducir su número en las vías urinarias.
Los alimentos ricos en vitamina A evitan los daños en las mucosas del organismo.
Los probióticos restablecen la flora intestinal y aumentan las defensas contra las infecciones.
La ingestión habitual de ajos, cebollas y arándanos ayudan a eliminar las bacterias del tracto urinario y prevenir las infecciones bacterianas.
La higiene íntima correcta es un componente importante en la prevención de las infecciones de vejiga. Durante el periodo menstrual es importante cambiar la compresa cada 2-3 horas, ya que el calor y la humedad favorecen la colonización bacteriana.
Durante el verano es recomendable cambiar el bañador mojado por uno seco.
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