La relación entre anemia y embarazo es frecuente, aunque raramente es una complicación seria. Más del 50% de las mujeres embarazadas tienen anemia.
Según la OMS hablamos de:
Anemia moderada cuando la hemoglobina está entre 110 g/l y 70 g/l ( 10 g/dl y 7 g/dl )
Anemia severa cuando la hemoglobina es menor de 70 g/l pero mayor de 40 g/l (7g/dl y 4 g/dl)
Anemia muy severa cuando la hemoglobina está por debajo de 40 g/l (4 g/dl)
¿Cuáles son las causas de la anemia durante el embarazo?
La anemia por deficiencia de hierro es la más frecuente durante el embarazo, se estima que alrededor de 90% de las anemias durante el embarazo son anemias ferropénicas. La deficiencia de ácido fólico o vitamina B12 produce la anemia megaloblástica. Cuando hay una incompatibilidad sanguínea entre la madre y el feto se produce anemia hemolítica. La supresión de la médula ósea también puede producir anemia en las mujeres embarazadas, pero no es una causa muy frecuente. La pérdida crónica de sangre y el cáncer son los factores causantes menos frecuentes de la anemia durante el embarazo.
La falta de hierro se origina por: un aumento de las necesidades (de la madre y el feto), un aumento del volumen de la sangre circulante, alimentación escasa por vómitos, náuseas, reflujo gastroesofágico, depresión, estreñimiento,…
La necesidad diaria de hierro es de 18 a 27 mg por día en mujeres embarazadas.
La mayoría de las mujeres comienza el embarazo sin las reservas de hierro. La mayor necesidad y la falta de reservas dan como resultado una anemia en los primeros meses del embarazo.
¿Quiénes tienen más riesgo de padecer anemia ferropénica durante el embarazo?
Las adolescentes embarazadas, porque están en etapa de crecimiento y desarrollo.
Las mujeres que han tenido más de un embarazo, especialmente si el periodo entre ellos ha sido menor de dos años.
Las embarazadas que antes del embarazo utilizaban el Dispositivo Intrauterino.
Las vegetarianas con dieta muy estricta.
Las que consumen dietas pobres en hierro.
Las mujeres que tienen parásitos intestinales que causan micro-hemorragias.
Las que tienen problemas genéticos en la producción de ácido fólico.
Las mujeres que en la etapa anterior del embarazo tienen menstruaciones abundantes.
La falta de ácido fólico y vitamina B12 provocan anemias megaloblásticas. El ácido fólico se encuentra en vegetales frescos, fruta, hígado, riñones, sesos, mollejas, etc. El cuerpo no tiene almacén de ácido fólico, teniendo en cuenta que es una vitamina hidrosoluble y se elimina a través de la orina. El ácido fólico no sólo es necesario para la formación de los glóbulos rojos, sino para el buen desarrollo del sistema nervioso del embrión. Su déficit puede producir espina bífida. La vitamina B12 está presente en los alimentos de origen animal, por lo que las mujeres vegetarianas tienen mucha posibilidad de padecer deficiencias de esta vitamina, aunque normalmente tenemos un almacén de 1 año de la vitamina B12.
La anemia hemolítica ocurre cuando el grupo sanguíneo de la madre y del bebé es diferente. La incompatibilidad entre la madre y el feto puede ser en el grupo sanguíneo AB0 o en el grupo sanguíneo Rh. La forma más común es la incompatibilidad AB0, que generalmente no es muy grave. Cuando la madre tiene sangre Rh negativo y el feto Rh positivo la vida del feto puede correr peligro. El cuerpo de la madre empieza a producir anticuerpos que atacan los glóbulos rojos del feto.
La anemia en el parto y puerperio está relacionada con las pérdidas hemáticas durante el parto, desgaste físico por el embarazo, aumento de necesidades de hierro por la lactancia, alimentación inadecuada, loquios o pérdidas de sangre durante el puerperio.
Los otros tipos de anemias no son muy frecuentes en las mujeres embarazadas.
¿Qué síntomas tienen las mujeres embarazadas y el feto o el recién nacido que sufren anemia?
El organismo de la madre prioriza las necesidades del feto a las propias. Por eso, las madres tienen síntomas que el feto no va a sufrir hasta que la anemia no sea grave. En la madre los síntomas principales son la fatiga, el cansancio, la poca resistencia al ejercicio físico, palidez en la piel y bajo las uñas, taquicardia, pérdida abundante del cabello, uñas frágiles, inapetencia, apatía y dolor de cabeza. Si la anemia es muy prolongada y grave se retrasará el crecimiento del bebé y nacerá con peso bajo.
En el caso de las anemias hemolíticas por incompatibilidad entre la madre y el feto la vida del feto puede correr riesgo. La destrucción de los glóbulos rojos y la eliminación de la bilirrubina producen unos signos graves en el feto, como cardiopatía, hemorragia pulmonar, ictericia intensa, hydrops fetal e incluso muerte.
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