Aquí os dejo mi primera crema, fruto de lo que aprendí en un taller de ungüentos y cremas, basados casi todos en aceite de oliva pero quise probar la textura de la manteca de cerdo...
Primeramente, he cogido unas 50 flores de un almendro amargo, ya que sé que en cosmética las almendras amargas son muy apreciadas...
Después he calentado manteca de cerdo ibérico en un recipiente de cerámica. Siempre es mejor hacerlo en recipientes los más naturales posibles, de cristal, cerámica...en vez de usar el teflón que puede traspasar algo de sus químicos a un elemento tan delicado como es una flor.
He echado las flores junto con la manteca y las he retirado con una espumadera en cuanto ha aparecido el primer hervor; así "se roba la vida" a las flores y se traspasa al aceite o manteca en este caso.
Se tapa y se deja reposar 24 horas, al cabo de las cuales se calienta al baño maría. Cuando adquiera de nuevo su aspecto líquido se deja enfriar un poco, se cuela con un colador chino y una gasa de algodón o una media y se echa unas gotas del aceite esencial que escojamos! En mi caso he escogido azahar por su aroma.
Se volverá a endurecer pero con una textura muy cremosa, fácil para esparcirla por todo tu cuerpo.
¿No te parece fácil? y te sentirás orgullos@ de haber creado tu propia crema con los productos que la madre naturalez nos ofrece y olvídate de químicos...¿quién los necesita?
Fuente: Natalia Carpena Pérez y Diego García Rodríguez
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